Aparentan rigor y austeridad, pero eluden el espíritu de la ley. Un informe de la Cámara de Comptos ha constatado el fariseísmo del cuatripartito gobernante en Navarra (tres de derecho, por coalición; uno más, de hecho, por imperativo de necesidad). Y, por extensión implícita, el de quienes reprochan ahora lo que practicaron cuando estuvieron en Palacio. La concesión de subvenciones nominativas -a dedo- a entidades locales y organizaciones sin ánimo de lucro ha pasado de uso comedido a abuso descarado. El clientelismo, paradigma ideológico. Procedimieto legal, pero “excepcional y justificado”; principios que Comptos recomienda esmerar. Solo cabe la amonestación. El menú de las enmiendas parlamentarias está en las negociaciones de los Presupuestos. ¿Qué ha cambiado? El número de comensales. Ahora son cuatro a complacer a sus afines. Con largueza: según Comptos, las cuantías de las subvenciones nominativas -destinatario discrecional y directo- han sido “muy superiores a las previstas en la convocatoria general” de libre concurrencia. Nominativas: en 2019, 158 (103 planteadas por el Gobierno, 55 por los grupos parlamentarios); en 2022, 416 (175 a iniciativa del Gobierno y 241 de los grupos). El órgano fiscalizador destaca dos casos de “especial relevancia”, ambos de gestión socialista: una “alteración” en la gestión por parte del Instituto Navarro del Deporte, y una “distorsión” en Cohesión Territorial. Interpelados ante esta realidad, los grupos se han manifestado tranquilos (es legal), compungidos (no es la mejor forma) y receptivos al cambio (reflexión). Ante un desinhibido dedazo, apelan al eufemismo: “Herramienta presupuestaria de acuerdos parlamentarios” (PSN), “Técnica presupuestaria” (Contigo). La subvención a dedo es de esas realidades nada éticas que ningún partido político quiere corregir porque a todos convienen en algún momento. El debutante Vox, contundente: “Un ejemplo de caciquismo”. Aún no ha podido meter mano.