En ocasiones, la ideología política y la sensibilidad en lo referente a lo social, marcan los pasos del autor literario: Fernando Vizcaíno Casas fue admirador de José Antonio Primo de Rivera e intentaría dulcificar los espantosos resultados de la política franquista; Nadine Gordimer, escritora blanca surafricana, siempre se hizo cargo de las consecuencias del inhumano sistema conocido como apartheid. Bien, pues ambos pueden ser recordados este mes de noviembre a modo de efeméride.

En lo referente al periodista, escritor y abogado laboralista (sí, como suena...), puede recordarse que fue articulista de medios tan diferentes como el diario del régimen El Alcázar y la revista Interviú, pero, a partir de la década de los 70 del pasado siglo, se dedicaría a la publicación de libros de teatro y, en especial, de obras tan populares como el conjunto de cuentos Niñas... ¡Al salón! y novelas como La boda del señor cura (1979), De camisa vieja a chaqueta nueva (1976), Y al tercer año resucitó (1978) o Hijas de María (1983).

Por su parte, Nadine Gordimer, Premio Nobel en 1991, sería enormemente crítica con el apartheid y también lucharía contra el VIH y el Sida. Gordimer reflejó en sus libros tales inquietudes, tanto en piezas eminentemente narrativas como El desaparecido mundo burgués (1966) y La historia de mi hijo (1990), como en relatos del interés de Un invitado de honor (1970), El conservador (1974) o La hija de Burger (1979).

La oferta de Vizcaíno Casas no deja de brindar al lector joven determinados aspectos de la cultura y la sociedad franquistas y la de Nadine Gordimer le permite conocer los años más duros de un régimen político basado en el racismo y el genocidio. Por ello, las citas con el pasado literario y el de algunos autores, siempre traen consigo aspectos significativos de dichas sociedades. ¿Sociedades del pasado?

En este sentido, conviene recordar otra figura: la del periodista, narrador y divulgador Manuel Calvo Hernando, nacido el 18 de noviembre de 1923, redactor y responsable del diario Ya y de RTVE y autor, asimismo, de libros como El periodismo científico (1965), Viaje al interior del cuerpo humano (1974) o La crisis de la tecnología (1980), donde puede leerse: “Entrados ya en el último cuarto de siglo que es a la vez el último de un milenio, creemos que vale la pena intentar un balance del momento actual de la civilización y de sus perspectivas inmediatas (...). Dentro de poco tiempo asistiremos a progresos vertiginosos en todos los aspectos de la ciencia y la sociedad”.

¿Es, la nuestra, una sociedad influida en gran medida por el pasado? Lector y lectora de hoy deben saber que el 5 de noviembre de 1963, quien fallece es Luis Cernuda, poeta notable y autor de libros como Los placeres prohibidos ( 1931), Donde habite el olvido (1933) o Con las horas contadas, de 1962. La obra de Cernuda (Sevilla, 1902) se caracteriza por ser una de las mejor consideradas de la lírica española, no exenta, además, de cierta singularidad, rara incluso dentro de la Generación del 27 y en la de Albert Camus, autor de piezas tan sugestivas como El extranjero (1942) o La peste (1947).

Nacido en la Argelia francesa el 7 de noviembre de 1913, dicha obra es la de uno de los artistas europeos más polifacéticos e inquietos del siglo XX y La sangre de la libertad (La Linterna Sorda) es una de las obras de Camus presentadas justo hace diez años y es ahora cuando conocemos una nueva edición de Reflexiones sobre la guillotina (1957), a cargo de Debate.