Todas las violencias son malas y todas son rechazables. La violencia siempre destruye y por eso no admite matices. Aquí si es preciso decir “todas y siempre”. Pero hay violencias especialmente dañinas. Como la violencia machista contra las mujeres en todas sus manifestaciones, que cada vez son más, porque a la física y psicológica se unen otras en su empeño por dañar y maltratar a una parte de la población por el mero hecho de ser mujeres.

Una violencia tristemente enquistada en una sociedad que trata con todas las medidas a su alcance de ponerle freno sin lograr erradicarla. Una violencia que, no nos cansamos de repetirlo, precisa de recursos para combatirla y políticas públicas fortalecidas que acaben con el negacionismo de algunos partidos y corrientes extremistas. Que precisa de programas educativos en todos los niveles, desde la infancia a la juventud, que garanticen la igualdad y el buen trato como pilares básicos de la convivencia y la construcción de una sociedad que respete esa igualdad entre hombres y mujeres. No corren buenos tiempos.

Hemos avanzado sí, pero también vamos retrocediendo. Este 25 N, con cambio de ministra de igualdad, que precisamente se estrenó en Pamplona en vísperas de esta fecha señalada, llega marcado por una nueva forma de violencia que se ceba especialmente en las mujeres más jóvenes. Hablamos de ese tipo de maltrato que se esconde en conductas aparentemente normalizadas o en la ciberviolencia, que en muchos casos parte de la violencia física pero agravada por la difusión masiva. Lo estamos viendo últimamente con los casos de falsos desnudos de chicas creados por Inteligencia Artificial o los chats vejatorios y de contenido pornográfico compartidos por cientos de adolescentes aquí al lado.

Todo esto pasa sin que podamos verlo. Es en estas mujeres y hombres más jóvenes donde se están centrando las campañas de prevención, sin olvidar esa otra violencia física que tantas veces nos ha sacado ya a las calles porque sigue matando. En este Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que se celebra mañana recordaremos cifras y nombres. A lo largo de todo el año pasado se registraron en Navarra casi 2.000 denuncias por violencia contra las mujeres. De ellas, un 36.35% fueron de menores de 30 años y muchas por violencia sexual. Y la tendencia se mantiene en este 2023.

Cuando se les escucha, nos damos cuenta de que no hay una única forma de sentir y detectar esa violencia sino tantas como víctimas, por eso cada mujer agredida tiene que saber que la sociedad está con ella si da el paso de sacarlo a la luz, que los recursos funcionan y la víctima se siente realmente protegida. Ya es bastante negro el camino recorrido hasta denunciar, como para que tengan que seguir a oscuras.