Tuve ocasión de escuchar en una charla sobre violencia de género y Europa a la abogada activista Antonia Ávalos, quien se vio obligada a emigrar a nuestro país desde México junto a su hija tras sufrir violencia machista. Hoy que se celebra la huelga feminista por la crisis de los cuidados veo necesario detenernos en todas aquellas mujeres emigrantes que viven en los márgenes de nuestra sociedad. Mujeres invisibles que carecen de papeles pero que sobreviven limpiando casas, cuidando a nuestros niños y mayores -a veces internas-, en la cocina de muchos bares o atendiendo a sus pequeños porque llegaron solas o se quedaron solas... No es habitual además que mujeres que han sido víctimas de violencia acompañen a otras pero ése fue el caso de Ávalos que, con su trabajo asociativo, ha querido aportar un enfoque diferencial en la intervención con mujeres maltratadas que evite revictimizarlas. Mujeres que han sido aisladas por sus parejas, que necesitan diseñar un nuevo proyecto vital y recuperar su poder. Mujeres emigrantes que viven en la UE a la que piden una directiva sobre violencia de género -actualmente en tramitación- que las tenga en cuenta.

El documental Muros invisibles para las mujeres migrantes denuncia precisamente esa violencia estructural que sufren las mujeres migrantes, una violencia en todos los ámbitos no sólo sexual también policial, laboral, educativa y judicial, y que se traduce en racismo institucional por no tener permiso. Mujeres que tienen miedo a denunciar porque -tal y como está redactada la Ley de Extranjería- “son indocumentadas” que, en caso de dar el paso, pueden ser reportadas tal y como se les advierte desde la policía. “España podía haber liderado de una manera feminista la defensa de los derechos de todas las mujeres y donde las mujeres migrantes no nos sintiéramos traicionadas. El espacio europeo lo habitan también millones de mujeres que se discriminan y se dejan en el abandono”, remarcó. Quien fuera en su país profesora de universidad no pudo alquilar una vivienda, no pudo acceder a una beca, no le fue homologado el título universitario. “Llevo 18 años trabajando aquí y no voy a tener una pensión porque he trabajado limpiando casas o cuidando niños, y ahora al frente de una organización en Sevilla”.

Europa trata de armonizar sus directivas europeas y sus políticas migratorias pero parece claro que el único interés común es perseguir la inmigración ilegal, la protección de las fronteras, incrementar los retornos y la lucha contra las mafias. Explora además fórmulas para fomentar la migración legal ante la escasez de mano de obra, mientras incrementa el presupuesto a la militarización y externalización de fronteras. Los expertos hablan de que de facto se va a denegar el derecho al asilo a muchas personas que huyen de conflictos bélicos. Mientras tanto, más de medio millón de personas, mayoritariamente mujeres y niños, malviven en el Estado español de forma irregular. Sin tener derechos. En Europa solo el año pasado entraron 330.000 y tal y como está el mundo llegarán más y más.