Después de 22 años en antena y 413 episodios, el pasado miércoles la serie de televisión Cuéntame como pasó bajó el telón. Para mí y para otros muchos seguidores, el producto original ya estaba finiquitado cuando el actor que encarnaba el personaje de Carlitos, el tercero de los tres hermanos Alcantara, dijo basta y hasta aquí he llegado desde los 7 años hasta cumplir 24. La trama, desde entonces, se alargó hasta caer en el tópico e incluso romper la línea temporal de la narración para incorporar la epidemia de covid a la historia. A Cuéntame le costó morir más que a la abuela Herminia, la única que no envejecía con el paso de los capítulos. Pero en la memoria (y en las interminables repeticiones del canal Clan) quedarán las primeras temporadas, los años finales del franquismo, en las que los niños y niñas del baby boom nos reencontramos con nuestros tebeos, nuestras chucherías, los juegos en la calle, la escuela y el maestro autoritario, la iglesia y el cura intimidador, los cromos, la llegada de la primera tele…, era imposible no identificarse con todo lo que envolvía a la serie, que además tuvo la virtud de repescar a figuras señeras de la interpretación en papeles secundarios, para varios de ellos el último de su carrera antes de morir. De la aportación de Cuéntame habría que destacar lo bien que refleja la lucha de la mujer durante medio siglo para superar su cadena perpetua de ama de casa hasta conseguir la igualdad. Carlitos volvió en el último capítulo para despedirse de la abuela y echar el cierre. Como dijo Herminia en uno de sus diálogos, “no podemos saber quiénes somos si olvidamos quienes fuimos”.
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