Hay personas que son capaces de cambiar de rumbo por amor o solidaridad cuando las circunstancias lo requieren. Personas que pueden desapegarse de su zona de confort para ayudar a los demás cualquier día y a cualquier hora. Es Nochevieja, una de la madrugada, tras las uvas con la familia una joven de la Rotxa decide ir a buscar a su pareja al centro de Pamplona para tomar algo. En la cuesta de Labrit, en mitad de la calzada, observa a una perra malherida que da tumbos sin apenas poderse mover. Acaba de ser atropellada por el conductor de un vehículo que la deja tirada y ensangrentada. Los vehículos tratan de esquivarla pero ninguno maniobra para prestarle socorro salvo el de Ángela Urdiáin. “Tenía dos coches delante y no sabía que estaba ocurriendo hasta que vi a la perra, sentí rabia, no me podía creer que nadie la atendiera. Había gente subiendo la cuesta andando y nadie hacía nada. Los coches que iban delante de mí se giraban a la derecha para no arrollarla de nuevo. La perra estaba dando tumbos, muy desorientada y tiritando. No me lo pensé dos veces. Aparqué en el carril bici y la recogí”, relató.

La envolvió en una manta del maletero y condujo su coche hasta el centro de la ciudad donde se puso en contacto con policía municipal que recogió a la perra en la calle Tafalla. Los agentes llamaron a su propietaria para informarle de lo ocurrido. La pequeña Luna fue trasladada con celeridad por dos policías –que se ofrecieron a ello con exquisitez y celeridad– hasta al hospital San Fermín de Mutilva donde fue atendida por otras dos profesionales (en este caso todas féminas) como la copa de un pino.

Allí se reencontró Luna con su dueña y allí permaneció ingresada un par de días hasta completar las pruebas necesarias ante el fuerte traumatismo que sufrió en la cabeza, entre otras heridas. Llegó el martes día 2 y la dueña de Luna quiso interesarse por su “ángel de Navidad”. Desde Policía Municipal contactaron con Ángela, de 34 años. La titular de Luna supo algo más de ella, que vive con sus padres y que en este momento se encuentra en el paro. Ha trabajado en tareas de limpieza y jardinería y pide a este año que comienza un trabajo y la posibilidad de independizarse. Seguro que lo consigue. Como seguro que el karma vuelve multiplicado a la persona que atropelló a Luna y la abandonó a su suerte. No es un cuento navideño. Luna es mi perra y ya empieza a caminar, y Ángela, una pedazo de mujer a la que estaré eternamente agradecida.