Es un mito que el comportamiento violento de un agresor no tiene porqué entrañar riesgos para sus hijos. Los hechos lo demuestran. Cuando ya no pueden controlar a la mujer con la que mantuvieron una relación, entonces utilizan a los hijos que son manipulados y chantajeados para ponerlos en contra de su madre o negarles la ayuda económica que les corresponde. Si, además, acaban con ellos saben que esa mujer no se recuperará JAMÁS. Entiendo cada vez más las quejas por el hecho de que los jueces no retiren la guarda y custodia de los menores a los padres agresores de la mujer con sentencia firme aunque el tema está pendiente de que el Constitucional dictamine sobre las custodias compartidas en esos extremos. Mientras tanto, los casos se repiten.

El último asesinato de dos niños de 7 y 10 años presuntamente a manos de su padre en Barcelona se investiga como un caso de violencia vicaria. Fue la madre de los menores quien alertó a los Mossos de que los menores no habían ido al colegio tras la vuelta de vacaciones y de estar con su padre. Los agentes se encontraron la vivienda sellada con ventanas y puertas cerradas, y una fuerte concentración de gas. Si se confirma tal extremo serán un total 52 crímenes de niños y niñas desde 2013. Menores utilizados y asesinados para infligir dolor a la madre. Precisamente la misma semana en que juzgan al hombre acusado de matar a su hijo de 11 años en Sueca (Valencia) en 2022 la fiscal del caso del pequeño Jordi ha reconocido que la madre, a la que había maltratado –y sobre la que tenía una orden de alejamiento– tanto física como psíquicamente durante el matrimonio de ambos (estaban separados), “está muriendo cada día”. Me quedo con un detalle: el presunto asesino controlaba hasta los chats de su pareja y respondía por ella a mensajes de un grupo de amigas. También los hay que lesionan a animales de compañía para dañar a sus propietarias. Sólo en 14 de los 50 asesinatos registrados desde 2013 como violencia vicaria constaban denuncias previas por maltrato contra el homicida. En el 60%, hubo amenazas previas directas. Y no aceptar la separación está detrás del 52% de los casos. En este contexto retrosocial en el que nos movemos hay hombres que deciden renunciar de manera pública y notoria a la paternidad.

No niegan el pan a ese hijo que no han querido tener, pero sí el afecto y cariño. Como en los viejos tiempos en los que los hombres se desentendían de sus relaciones con mujeres; sin preservativo y sin haberse hecho la vasectomía, esperando a que ella abortase cuando no ayudándolas a ello. En coherencia con los derechos de los hijos y su colisión con los deseos de los adultos, también entiendo -en los casos de reproducción asistida- a la Asociación de Hijas e Hijos de Donante Anónimo -en 2022 más de 4.700 bebés nacieron gracias a la donación de semen u óvulos- que piden que no se prive a los descendientes del derecho de conocer la identidad de sus padres o madres biológicas. Un tema, sin duda, muy, pero que muy complejo.