Entre la lectura positiva de Pedro Miguel Etxenike sobre el euskera como patrimonio de la humanidad y la de algunos regidores en la Comarca (alcaldes de Orkoien y Egüés) que se quejan de presuntos privilegios para la población bilingüe, me quedo sin duda con el premio Premio Príncipe de Asturias de Ciencia. El florecimiento del euskera “mejora” la cultura universal, “nuestra cultura”, patrimonio de todos, hasta de quienes no la defienden, asegura el científico. Apoyar el euskera “nunca perjudicará al castellano”. Y no hay más que escuchar la lista de éxitos musicales, ver las teleseries o seguir las redes sociales.

Los hispanohablantes son millones. ¡No preocuparse! Por contra, el alcalde de Orkoien Alex López del PSN considera un “privilegio” que quienes hablan en euskera puedan participar en actividades en bilingüe como la ludoteca, un discurso racista que coincide con el que días antes lanzó Xuriñe Pena, en Egüés, al hilo de las actividades navideñas. Olvidan los datos de matriculación por modelos lingüísticos en sus municipios pero también los resultados electorales (ambos han salido de chiripa). Olvidan que son alcaldes de toda la población y que el euskera no es un lujo, aunque no la sientan como parte de su identidad, y que en la Zona Mixta existen unos derechos recogidos por ley.

Resulta en todo caso increíble que quienes asumen la vara de mando con vocación de servicio público critiquen que los chavales que aprenden euskera consuman teóricamente más recursos (sería invertir en una lengua viva; por cierto el vecino que acude a un taller en euskera no repite en castellano). ¿Es lo que más les preocupa del presupuesto municipal? Mírenselo.