Tengo un amigo que suele recordar con frecuencia el refrán ‘Salida de caballo andaluz, llegada de burro manchego’. Es un dicho que lo mismo sirve para recomendar mesura a quien para las dos de la tarde del 6 de julio ya lo ha dado todo por el centro de Pamplona como para el atleta que en la prueba de 10.000 se pone a tirar como un poseso desde la primera curva para terminar la prueba con la lengua fuera en el pelotón de cola.

Algo de esto parece haber hecho Ibarrola en su precipitada carrera hacia la presidencia de UPN. Apenas ocho días después de acordarse la fecha del congreso se ha postulado, sin ni siquiera esperar a tantear el ambiente y con un ofrecimiento difícil de entender dentro y fuera del partido. Planea la despechada exalcaldesa optar a dirigir el regionalismo avanzando su renuncia a liderar la lista al Parlamento, ya que su prioridad es recuperar el bastón de mando en Pamplona. Su puesta en escena se completa con el humillante ofrecimiento a Toquero de ser su vicepresidente.

La respuesta del alcalde de Tudela ha sido acorde a semejante despróposito. “No es el momento de sillones, ni de personalismos”, es el sonoro portazo que Toquero ha dado a quien le propone para el desempeño de un cargo insustancial –casi nadie sabe que Maya ocupa la vicepresidencia en UPN, ni cuál es su quehacer si es que tiene alguno– y de paso para que le deje el camino expedito hacia la presidencia.

Si desatinado es el ofrecimiento de Ibarrola a quien dirige el segundo municipio de Navarra, no es menos errónea la pretensión de convertir una hipotética Presidencia de UPN en atalaya desde la que recuperar la Alcaldía de Iruña. De entrada porque no tiene mucha lógica que la persona que ostente el liderazgo del partido no sea la candidata a presidir el Gobierno y eso daría pie a un resbalizado equilibrio interno con una bicefalia que podría ser tricefalia si Esparza sigue, como ha prometido, en la política activa.

Y si a todo esto le sumamos que las opciones que tiene Ibarrola de ser otra vez alcaldesa, después de haber insultado desde el señalamiento a los máximos responsables del PSOE y del PSN, son realmente ínfimas, más le vale a UPN ir pensando en un perfil diferente, salvo que ya haya aceptado que su papel en la política foral reside en permanecer en la oposición.