Sé que este es un sector que arrastra problemas estructurales desde el siglo XIX, que tiene graves problemas de gestión donde lo macro se mezcla con lo micro y donde la tierra se cosecha a golpe de algoritmos agropecuarios. Y que esto ocurre en medio de grandes cambios globales: geoestratégicos, climáticos, energéticos y medioambientales. Complejo no, lo siguiente.

Pero no sé, tanta concentración, tanto tractor y tan poco jornalero, bracero, mujeres de la fresa, de la fruta, temporeros, vendimiadoras, obreros del campo raso, inmigrantes que duermen en barracones, da qué pensar. Porque a esas gentes nadie las nombra. No están en las protestas. Y son 885.000 las personas que trabajan en el sector primario según el Ministerio. Una clase trabajadora del campo que también padece los efectos de las políticas agrarias, de los precios, de los flujos de mercado, o de las competencias externas. Gente para quien la calidad del empleo y el sueldo, también están en juego.

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'Acampada' de agricultores y ganaderos frente al Parlamento de Navarra Javier Bergasa

Y también uno se pregunta por qué las tractoradas no se plantan frente a las grandes superficies ampliando su campo de lucha. El otro día Mercadona anunció que había ganado 1003 millones de euros. Parte de esa pasta tiene que ver con lo que Roig paga a los agricultores que abastecen sus estanterías. Porque Mercadona, y el resto de grandes superficies, ejercen una presión oligopólica sobre los precios que perciben los productores. Pero igual es más fácil tirar de agroxenofobia contra las agriculturas del Sur.

Y hablando de la PAC, y por tanto del modelo agrocapitalista, habrá que saber que el 80% de las ayudas europeas van a parar al 20% de los grandes terratenientes. Los pequeños propietarios reciben el resto, pero con muchos condicionandos. Y esto nos debería hacer pensar que otra PAC, incluso otra agricultura, son posibles.

Digo todo esto sin negar esta lucha, la cual entiendo y comparto; en parte, porque le faltan partes.