Es de esperar que para Navarra el enésimo intento sea el definitivo para recuperar la competencia histórica de Tráfico para la Policía Foral en exclusiva. El Parlamento de Navarra aprobó ayer la reforma del Amejoramiento para redactar de nuevo el texto de 1982 que ya incluía la devolución de ese derecho histórico, pero que una vez pactado y aprobado con el Estado, el Tribunal Supremo interpretó que de la lectura del artículo que amparaba esa demanda no se podía concluir que fuera una competencia histórica. Sabíamos que los señores y señoras jueces escriben sus sentencias en una farragosa gramática más bien alejada de los mínimos exigibles, pero no sabíamos que los altos magistrados del Supremo tenían también dificultades de comprensión lectora. En todo caso, les hubiera bastado con leer la historia de la Policía Foral y comprobar como esa competencia era ejercida en exclusiva hasta el que la dictadura franquista se la afanó a Navarra en 1962. O saber que la propia Constitución de 1978 reconoce a Navarra sus derechos históricos y este es uno de ellos. El caso es que llega 28 años después de que Sanz, en su primera investidura como presidente de Navarra en 1996, se comprometiera a hacer efectiva esta transferencia. El primer acuerdo fue con Aznar, que como el buen mentiroso compulsivo que es nunca cumplió. Desde entonces los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP jugaron al sí, pero la nada hasta que la entonces presidenta de Navarra Uxue Barkos acordó el traspaso con Sánchez ya como presidente también. El proceso lo culminó Chivite con el propio Sánchez y ahora se ha solucionado el último palo en la rueda que puso el Supremo. Casi tres décadas para que el Estado cumpla el acuerdo que había firmado con Navarra. Otro ejemplo de que a la burocracia centralista que hierve en Madrid –y que tiene al autogobierno foral de Navarra como un objetivo prioritario–, cada paso en la descentralización administrativa y política y en el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado le produce dolores de cabeza. Esta reforma del Amejoramiento ha tenido solo el rechazo de PP y Vox. El PP contradice su posición histórica en Navarra, pero basta ver la intervención de su portavoz Javier García, echando mano de la mentira de que la medida supone echar a la Guardia Civil de Navarra, para saber que ni la transferencia en sí ni la Guardia Civil le importan tanto como intentar trasladar ese bulo al fango mediático y político de Madrid en plena campaña electoral a Europa. UPN votó a favor, junto a PSN, Geroa Bai, EH Bildu y Contigo Zurekin, aunque incidió también en la falsedad de la salida de la Benemérita. Lo contrario no solo hubiera contradicho su propia posición histórica, sino que hubiese supuesto renunciar a una parte de su posición política y dejar todo el campo abierto al PP y a Vox. Queda además abordar, más allá de estas reformas puntuales, un análisis profundo del Amejoramiento 42 años después de su aprobación y adecuarlo a la realidad social y económica y a la pluralidad política y cultural de hoy. Hay una Ponencia e el Parlamento para ello con dos años por delante, pero, de partida al menos, lleva el mismo camino que la Ponencia anterior, a comienzos del siglo XXI, y de las dos reformas anteriores del texto. La primera quedó en nada y las otras dos en cambios mínimos.