Editorial
DIARIO DE NOTICIAS
Europa empieza aquí
Las elecciones del domingo son el camino por el que la ciudadanía participa en el proceso de cohesión europea y su trascendencia en el diseño de la estructura sociopolítica de la Unión es suficiente por sí misma, sin distracciones
La ciudadanía de la Unión Europea está llamada mañana a configurar el Parlamento que la representa en el entramado institucional supraestatal. No es sencillo abrir camino a la trascendencia de lo que se decide en medio de su intrumentalización argumental, la propaganda partidista que desorienta el fin último de la Eurocámara y los mensajes de interés doméstico con los que se ha pretendido alinear al votante. En ese sentido, es fundamental entender que la orientación de la estructura sociopolítica de la Unión Europea se juega en las urnas mañana.
El modelo histórico de cohesión social mediante la construcción de una estructura del bienestar desarrollada en Europa no tiene parangón fuera de ella. De hecho, el pulso clásico entre las escuelas socioeconómicas que se alinean entre un modelo de mercado y uno de economía dirigida ha sucumbido en el pasado a la hora de encarar las dificultades de cada momento, dejando en su estela un coste social severo fuera del marco de la Unión Europea. Es por ello que el modo en que ambos modelos, exacerbados muchas veces por un populismo ultra, embisten ahora sobre el entramado europeo con la intención de ocuparlo desde dentro debería ser motivo de alerta.
Los antieuropeístas de la extrema derecha intentan horadar los mecanismos de cohesión, libertades y derechos civiles agitando los miedos a la interculturalidad, creando desconfianza entre las sociedades europeas y parcelando a la propia ciudadanía con un esquema maniqueo. Contra la experiencia de la mejor y más eficiente respuesta europea a los retos recientes económicos, energéticos y sanitarios mediante la cooperación, el discurso populista pretende constreñir la Europa del mañana con nuevos muros tanto en su perímetro como en su interior. Pero también subyace un fondo de eurofobia en muchos que pretenden alzarse como freno a la ultraderecha desde el otro extremo. Sin embargo, el modelo de éxito europeo no bebe de ninguna de estas fuentes sino de un enfoque de justicia social y humanismo mucho más centrado, tolerante y comprometido democráticamente. Que está en el origen de nuestras legislaciones básicas protectoras de derechos y libertades, y al que la mejor forma de defenderlo es llevando la voz de los pueblos que conforman Europa a sus instituciones.