Hoy por fin he pensado que, en lugar de seguir buscando por toda la casa las tijeras que perdí hace un año, podría ir a comprar unas nuevas.De modo que, sin más demora, me pongo la gorra y allá que voy. Camino de la ciudad. Con mi manzana. Imaginando todo lo que cortaría con mis nuevas tijeras, si pudiera. Las uñas de esta, el bigote de aquel. Aunque creo será mejor no decir nada. Ah, qué bello es el silencio. Y qué sabio. Pero hay que terminar la columna, así que habrá que decir algo más, Lutxo. Como por ejemplo que en el PP se dispara la impaciencia. Al parecer, no tienen sustituto para Feijóo. Yo tengo la sospecha de que en el PP no están del todo contentos con Feijóo. Incluso él parece poco convencido consigo mismo. Y ese es el drama. No obstante, está claro que, de momento, van seguir apostando por él en los próximos meses.

Con una única estrategia: insistir en pedir y exigir adelanto electoral a diario. A todas horas. Desde todas las tertulias y sin freno. A gritos, si es preciso. Tratando de dirigir todo el odio que puedan hacia el pérfido Sánchez y utilizando más o menos desordenadamente el acoso, el insulto y las denuncias como solo ellos son capaces de hacerlo. Ese es el plan. Es el estilo en boga: una nueva política agresiva para un nuevo mundo feroz. En fin, yo creo que acabarán teniendo éxito, claro, porque me extrañaría que Sánchez aguantara la tralla hasta el final de la legislatura.

Aunque, ya veremos: de momento, ahí sigue. El personaje tiene algo muy resbaladizo. En cualquier caso, Feijóo ya no vale, creo yo: tienen que encontrarle un sustituto lo antes posible. O sustituta. Desde Berlusconi ha cambiado el paradigma de los líderes políticos. Feijóo resulta de provincias y ahora hay que ser una figura internacional, Lutxo, viejo gnomo, le digo. Y me suelta: Esta columna se tendría que haber titulado Feijóo, no Sánchez.