Las Zonas de Bajas Emisiones llegan para quedarse. No es un posado, no cabe procastinar más. Europa se había comprometido a reducir sus emisiones en un 55% para 2030 con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050. 150 municipios del Estado debían haber creado una Zona de Bajas Emisiones antes de 2023. La mayoría llega tarde para adaptarse a las directrices europeas cumpliendo los requisitos de la Ley 7/2021 de Cambio Climático que exige a los municipios con más de 50.000 habitantes crear una ZBE que mejore la calidad del aire y mitigue las emisiones de gases de efecto invernadero siguiendo el ejemplo de ciudades como Berlín, París, Bruselas, Ámsterdam, Viena o Atenas. Madrid, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Pontevedra, A Coruña, Sevilla o Valencia han hecho los deberes si bien cada una tiene un perímetro diferente y establece diferentes niveles de restricción.
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El único punto en común es el uso de las etiquetas medioambientales de la DGT a modo de baremo. Calles a las que sólo pueden entrar los vehículos menos contaminantes. Las etiquetas son: B, C, ECO y Cero. Aquellos coches eléctricos capaces de circular, al menos, 40 kilómetros en modo 100% eléctrico, sin emisiones contaminantes llevan la etiqueta 0. Por ejemplo, en el caso de Bilbao (ha empezado en los barrios céntricos de Abando e Indautxu) no pueden entrar los vehículos de gasolina matriculados antes del 2001 y los diésel antes del 2006. Eso sí, durante los fines de semana, la normativa no está en vigor. Los vehículos de tipo B contarán con una moratoria de un año, es decir, hasta el 15 de junio de 2025.
En el caso de Pamplona, la Zona de Acceso Controlado (ZAC) del casco antiguo de Pamplona pasó a denominarse desde el 1 de enero de 2023 Zona de Bajas Emisiones lo que no supuso nuevas limitaciones, y se limitaba a lo Viejo. A diferencia de la ZBE de Madrid o de Barcelona, los vehículos pueden circular en Iruña por lo Viejo de lunes a domingo, independientemente de qué etiqueta medioambiental tengan.
Ahora, el nuevo equipo de gobierno municipal de Iruña anuncia nuevas restricciones para el centro de la ciudad: nuevos sistemas de control de calidad del aire y del ruido, aforos de vehículos y control de accesos.
Coincide que esta semana hemos conocido índices de mortalidad que nos hablan de tumores en primera fila pero nadie repara en la contaminación atmosférica que es la responsable directa de más de 500.000 muertes prematuras al año en Europa (30.000 en el Estado). La media de emisiones de la ZBE barcelonesa ya se encuentra por debajo del límite de la Unión Europea lo que da una idea de la efectividad de estas medidas. Hay ciudades que avanzan y otras que no. El mayor reto en sostenibilidad pasa por descontaminar nuestro hábitat y apostar por una nueva movilidad. Sacar los tubos de escape de nuestras calles. Villavesas eléctricas, vehículos no contaminantes (bicis, tranvías...), un nuevo urbanismo que recupere el espacio público para las personas y la renaturalización de las ciudades. De nada nos sirve tener muchos jardines y parques si, al lado, la ciudad de asfalto es irrespirable en la mayoría de sus barrios.