El mundo de las redes sociales no deja de sorprenderte. Se llama Speed, es un streamer estadounidense con más de 26 millones de seguidores en Youtube y ayer fue desalojado por la Policía Foral (que hizo su trabajo) antes de empezar el encierro de la plaza de toros para evitar peligros dada la cantidad de chavales que querían hacerse fotos con él. Al parecer no pudo cumplir su reto de grabarse junto a los toricos y esa misma tarde se marchaba a Bulgaria en un avión privado sin colgar ni un sólo contenido de su paso por Iruña.
El chaval tiene 19 años y debe ganar un montón de pasta seguramente por marcas y patrocinios que le buscan (viaja con séquito privado). Juega a videojuegos, hace retransmisiones en directo y tiene fama de violento. Es lo que triunfa.
A la misma hora que volaba hacia Bulgaria cientos de mozas y mozopeñas –muchos de ellos jóvenes– protagonizaban una multitudinaria kalejira contra el genocidio en Palestina. Fiesta y reivindicación. Me interesan mucho más. Según la ONU, hasta 1,9 millones de personas, lo que es lo mismo, nueve de cada diez, en Gaza están desplazadas. Nueve meses de guerra han dejado 38.345 muertos palestinos en la Franja. Lo que ocurre en Palestina no es un videojuego.