Las fiestas de Santa Ana han dado mucho que hablar este año en redes sociales, y no precisamente por los encierros sin toros de lidia o el buen ambiente y la hospitalidad a la que los simpáticos riberos nos tienen acostumbrados. Parece ser que es cuestión de política.

Además de las rojigualdas, los gritos de “yo soy español, español” y Manolo Escobar a todo trapo los últimos años en el cohete, esta vez se les ha sumado una salida del ruedo, con diestro a hombros incluido, al ritmo del Cara al Sol. Bueno, de las dos primeras estrofas, ya que al parecer no se sabían más.

Tristemente, esta minoría que para nada representa a la ciudadanía tudelana, ha corrido la suerte de manchar el nombre de la ciudad. El vídeo se ha hecho viral y no han sido pocos los cibernautas asombrados que se han echado las manos a la cabeza preguntándose: “¿Qué está pasando en Tudela?”. Alguno incluso insinúa que a orillas de la Bardena se está preparando un nuevo 18 de julio. No queriendo quitar gravedad al asunto, dudo que sea así.

Dudo que esa chavalada que gritaba consignas fascistas a la vez que “puta Euskal Herria, campeones, oé oé” haya comenzado a leer a José Antonio Primo de Rivera o Ramiro Ledesma, o se haya puesto como loca a escuchar discursos de Blas Piñar. No creo que estén formándose en los fundamentos del fascio italiano o el nacionalcatolicismo. No creo que anden jurando lealtad a Cristo Rey mientras realizan prácticas de tiro escondidos en la cueva de Sancho de Rota. A pesar de que puedan ver en Toquero un “Generalísimo” dispuesto a frenar a la ETA omnipresente que asola Navarra, similar a Sancho el Fuerte en las Navas de Tolosa, dudo que estén dispuestos a crear el Volkssturm antes de ver Tudela en manos de los vasconavarros. Entonces, ¿por qué esa apología al franquismo?

Creo que la explicación es la misma que cuando un banco de pececillos se deja arrastrar por la corriente y no se separa del grupo por miedo a enfrentar a la mar en soledad. Llámese moda. Esos chavales ven a diario en redes sociales que “Perro Sanxe es un hijo de puta, que las feminazis son unas petardas, que los jugadores de la selección son los putos amos y que los vascos incluso son peores que los moros”. No creo que reivindiquen con seriedad la necesidad de recuperar Gibraltar a los británicos, si es que saben ubicarlo en el mapa. Tampoco creo que tengan una base solida para arrebatar la capitalidad a los iruindarras.

No sé de qué se extraña la gente. Si yo fuese un tudelano de la Generación Z criado en una familia sin grandes pretensiones políticas, pero “española de bien”, quizás también iría con mi peinado de brócoli a cantar el Cara al Sol a la plaza de toros. Después haría unos vídeos de Tik-Tok y me iría a la disco a bailar reguetón. Simplemente estaría cumpliendo con el cánon que la situación y el lugar demandan.

Lo que a mí me extraña en realidad es que a pesar de que la televisión, el fútbol, la moda, los jueces, la policía, los partidos políticos estatales, UPN, los libros de texto y el DNI bombardeen con que hay que sentirse español, en esa misma Tutera haya gente que reniega de tal identidad.

En una situación totalmente hostil, hay un pequeño pero férreo reducto que prefiere creer en una identidad vasconavarra. Creen en una nación prohibida en los mapas estatales y que no tiene selección de fútbol oficial. Animan a sus hijos e hijas a aprender euskera, aunque no les aporte el “carnet de ciudadano mundial” como el inglés, ni les valga para trabajar, ni sea valorado como el vecino castellano. Prefieren mirar la historia con otro prisma, siendo conscientes, por ejemplo, de que sus antepasados se mantuvieron fieles a la soberanía e independencia navarra en 1512 y 1521. Y es que este auto-odio fratricida al vasquismo es una creación reciente en la historia. Más allá de ambiciones políticas, hablar de términos culturales como Vasconia, Euskaria, Euskal Herria o las provincias hermanas ha sido totalmente normal hasta en los círculos más tradicionalistas de la Ribera. En 1866, el Ayuntamiento tudelano fue el primero en aplaudir la iniciativa Laurak bat. El mismo Diario de Navarra se refería a la Diputación Foral como “la más alta jerarquía de Euskal Erria”. Todavía en 1985, el peraltés Balbino Bados, presidente del Parlamento Navarro por UPN, manifestaba que “Euskadi y la Comunidad Foral Navarra están englobados en Euskal Herria”. Quizás los más jóvenes no hayan oído hablar de los Fueros que dan nombre a la plaza, ni sepan del ímpetu con que se cantaba el Gernikako Arbola en Tudela durante la Gamazada. Pero qué le vamos a hacer, la historia de un pueblo no se aprende viendo “reels” de Instagram.

Volviendo a las fiestas, es admirable que también haya juventud tudelana haciendo barra por un modelo festivo euskaldun y alternativo como Tuteran Jai. En fin, que contra viento y marea, la comunidad euskaltzale de Tutera da la sensación que tendrá que ser fusilada antes que sometida. ¿Qué ocurriría con el viento a favor? Quién sabe… Puede que los “modernetes” saliesen echando irrintzis en vez de Cara al soles si el gol de Oyarzabal hubiese dado la Eurocopa a la selección euskaldun.