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Mesa de Redacción

Joseba Santamaria

Otro día de la marmota

Otro día de la marmotaEP

Otro día de la marmota. Otegi aprovecha el inicio de curso político en la CAV para agitar el avispero y tratar de pillar un poco de protagonismo mediático y sin darle muchas vueltas a la cosa –es un recurso fácil–, anuncia por enésima vez la apuesta de EH Bildu por abrir una reflexión y un debate para poder llegar a un acuerdo que diseñe un nuevo estatus político de la CAV y Navarra y que pueda ser refrendado con una fórmula pactada supongo que con el Estado.

No hay mucha novedad en la idea de fondo porque es una propuesta política que ha formado parte de su compendio ideológico a lo largo de su historia. De hecho, lo más novedoso, si se quiere prestar atención a las palabras de Otegi, es el progresivo cambio de terminología para intentar decir lo mismo a lo que se planteaba históricamente, pero con nuevas palabras que inevitablemente significan un camino diferente. Nadie ha prestado políticamente mucha atención a esa evolución.

Lo cierto es que tampoco ha tenido mucha repercusión ni política ni institucional, y menos creo social, ni en Navarra ni en la CAV, más allá de la entrada habitual al barullo de las derechas navarras y del PSN al rebufo para no quedarse muy atrás. Quizá porque la realidad objetiva de la estrategia política e institucional actual de EH Bildu, con acuerdos, apoyos e influencia con el PSOE en Madrid y en Navarra, no parece indicar que ese planteamiento vaya a ser un punto básico en su hacer político de este presente. Creo que tampoco lo es para la mayoría de la sociedad navarra ni la de los territorios de la CAV.

En todo caso, Otegi tiene derecho a situar ese debate en el plano de la actualidad política. No solo en la CAV, en Navarra también hay decenas de miles de navarras y navarros que comparten la idea y necesidad de al menos de no renunciar a ese debate. Hay ciudadanos a los que no les gustará nada, otros a lo compartan y los más, intuyo en este presente, lo seguirán con distancia. Los problemas, necesidades y demandas de las sociedades van cambiado al compás de las transformaciones globales. De hecho, en Navarra la reubicación institucional en el Estado español ha formado parte de la historia propia prácticamente desde el fin de la conquista militar castellana de esta tierra a sangre y fuego. A lo largo de los siglos ha estado siempre presenta en la política, el municipalismo foral y los movimientos populares, aumentó tras la mal llamada Ley Paccionada de 1841 y aún sigue vigente. Por eso parece absurda la estridencia y exageración con que responden a estas cuestiones siempre UPN, PP y PSN. Es un debate democrático más.

Ni es una ofensiva nacionalista, ni se vende Navarra, ni vienen los vascos –porque han estado en estas tierras antes que otros–, ni se va a tocar o dejar de tocar este modelo foral por encima de la voluntad democrática de los navarros y navarras, garantizada en la Constitución en su Transitoria Cuarta. Ni nadie tiene la potestad de repartir documentos de malos o buenos navarros. Eso también es pasado. Con explicar a la opinión pública que no están de acuerdo con esa propuesta y exponer sus posiciones en un debate público es suficiente. Más teniendo, a día de hoy al menos, una mayoría de votos suficiente en favor de sus tesis continuistas con el modelo institucional de Comunidad Foral en un Estado plurinacional.