Para Gabriel Celaya la poesía era un arma cargada de futuro. Para Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, la nota de prensa que escribió se está convirtiendo en un arma cargada de pasado. Por primera vez el Tribunal Supremo abre una causa a quien ocupa este cargo. Algo inédito. Por un delito de revelación de secretos al filtrar datos reservados. El origen. Un empresario cobra comisiones de dos millones de euros por mediar en la compraventa de material sanitario en plena pandemia COVID. Es acusado de tres delitos, dos de fraude fiscal y otro de falsedad documental, al intentar justificar esos ingresos. Se hace público que ese empresario es el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Lo individual y jurídico se hace social y político. Debate 1: ¿Es relevante la identidad de quien comete el delito si no ocupa un cargo público? El 13 de marzo medios conservadores publican que la Fiscalía ha ofrecido un acuerdo al novio de Ayuso para evitar prisión. Pérdida de confianza absoluta en el órgano que regula la justicia española. Poco después medios de la órbita socialista y más izquierda publican que fue el novio de Ayuso quien ofreció el acuerdo a la Fiscalía. Radical cambio de escenario y de implicaciones jurídicas. Y políticas. ¿Quién filtra esa información? Al día siguiente el fiscal general del Estado, según él mismo sostiene, se siente obligado a emitir una nota de prensa para desmentir el bulo generado por el novio de Ayuso “que comprometía la labor de la fiscalía”. Para salvaguardar el honor, la integridad, la imagen de este órgano institucional hace públicos los correos privados de negociación entre el abogado del empresario y la fiscalía. Revela el secreto profesional que cimenta la base del sistema. Hoy, ya acusado, mantiene que volvería a hacer lo mismo, aunque no del mismo modo. Le apoya el gobierno español y la mayoría de la junta de fiscales (de 35, han pedido su dimisión 8). Debate 2: ¿Cuentas la verdad o respetas el secreto profesional? Éticamente me parece un dilema dostoievskiano.
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