Este fin de semana se celebra el encuentro gastrocultural dedicado a la exaltación de las IGPs Ternera y Cordero de Navarra bajo el nombre –y esto es lo que me choca– Ahora Fest. No sé si es necesario robarle al inglés la palabra fiesta para loar y vender el trabajo de nuestros ganaderos y, además, incluir en el programa de actividades que se desarrolla en el Bosquecillo de Pamplona otros extranjerismos como food trucks y showcooking. Nada contra ese idioma, nada contra el vacuno y el ovino y en verdad nada en principio contra los cambios, pero veamos. Próximamente, el que fuera local de Unzu en San Juan se transformará en un negocio de comida japonesa especializado en sushi. La tienda de patatas (y antes zapatería) de la Plaza de San Nicolás es ya un punto de venta de salchipapas, nuggets, tequeños y cañas a un euro y el otro día vi en una esquina de Mercaderes que la cadena internacional de cafeterías Starbucks está a punto de abrir. Al parecer de muchos, todo son buenas noticias, comercio que revive y se reinventa, nuevos iniciativas, vida para los barrios, etc. A otros esta conquista de los espacios y la desaparición –hay quien habla de expulsión– de los comercios tradicionales les produce pena y ven una pérdida irreparable. A darle vueltas, no es fácil tomar partido.