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Muertos

MuertosPatxi Cascante

El Monumento al Encierro no es un mausoleo. El conjunto escultórico en bronce patinado instalado en 2007 en la pamplonesa avenida de Roncesvalles captura la tensión y la pasión del encierro. Consta de 6 toros, en el tipo de la ganadería de Victorino Martín, 3 cabestros y 10 corredores. Uno de los mozos esculpidos representa al propio autor, Rafael Huerta, fallecido hace un par de años. El rechazo social aconsejó el cambio del rostro de dos corredores por sus parecidos con el polémico Julen Madina y el concejal de Cultura Pérez Cabañas. La escultura tuvo un modelo reducido previo (2 mozos y un toro) inaugurado en 1994. Un icono turístico muy fotografiado, incluso con violación de la prohibición de subirse a la plataforma. Es intención confesa del Ayuntamiento la inscripción de la identidad de los muertos (16) en su costado orientado hacia la plaza del Castillo. Junto al escudo de la ciudad. Grafía en bronce de nombres, apellidos y año fallecimiento. La idea surgió tras arrancar del adoquinado del encierro placas concebidas con prisa por la efímera alcaldesa Ibarrola. Puso la ocurrencia y hasta colaboró en cuclillas en la colocación de alguna. Cerebro y mano de obra. El recurso al monumento, solución compensatoria en una ridícula rivalidad por el obituario sanferminero. Gesto forzado. Ya bastaría con el poste en acero instalado en 2013 por la Federación de Peñas en segunda línea de vallado en la plaza Consistorial junto a la oficina de Turismo. Realizado por alumnos del Instituto de Formación Profesional de Tafalla, contiene una mención genérica a los caídos en el encierro junto a los escudos de Ayuntamiento, Federación y Peñas. El origen del encierro, correr delante de los astados conducidos a la plaza de toros, fue espontáneo como tantas otras expresiones de nuestros Sanfermines. Un acto voluntario. Anónimo. La notoriedad y la competitividad lo malean. Entre corredores y entre políticos. En el recorrido y en los despachos.