En el Interescolar de Tajonar, tanto yo como otros compañeros colaboramos en la gestión del aparcamiento y el control de acceso a los campos. Me siento obligada a compartir mi preocupación por la experiencia vivida, no por la Fundación Osasuna, que nos ha tratado de maravilla, sino por la actitud de muchos de los padres presentes.

Tristemente, fuimos tratados de manera irrespetuosa y despectiva por parte de algunos padres. Durante la jornada, soportamos insultos y comentarios desagradables, cuestionaron nuestro trabajo constantemente y se saltaron las normas a su antojo. En varias ocasiones, estuvimos a punto de ser atropellados debido al comportamiento imprudente de ciertos conductores.

Esto me lleva a reflexionar sobre el ejemplo que estamos dando a las nuevas generaciones. A menudo escuchamos críticas sobre la juventud actual en términos de respeto y educación. Sin embargo, en esta ocasión, fueron precisamente los jóvenes quienes mostraron un comportamiento ejemplar y respetuoso, en contraste con la actitud de algunos adultos.

Es preocupante ver cómo, en eventos deportivos infantiles, algunos padres olvidan los valores básicos del respeto y la empatía. La agresividad y la falta de consideración que muchos de nosotros sufrimos no solo afecta nuestra dignidad como trabajadores, sino que también envía un mensaje erróneo a sus hijos e hijas. ¿Qué aprenden los infantes al ver a sus padres tratar mal a quienes simplemente están haciendo su trabajo?

Estamos en un momento en que la sociedad necesita reconsiderar sus valores y comportamientos. Si queremos un futuro mejor para nuestros hijos e hijas, es crucial que empecemos por dar buen ejemplo. La educación no se limita a lo que se enseña en las aulas; se refleja en cada acción cotidiana y en cada interacción humana.

Es importante recordar que todos somos personas tratando de hacer nuestro trabajo lo mejor posible. El respeto y la consideración deben ser la norma, no la excepción, especialmente en lugares donde estamos educando a nuestros hijos e hijas.

Agradezco a la Fundación Osasuna por su apoyo y excelente organización, y a los padres que nos han tratado con amabilidad. Hago un llamado a todos los padres a reflexionar: nuestras acciones y actitudes son el espejo en el que se miran nuestros hijos. Practiquemos el respeto y la empatía en todo momento.