Las declaraciones y palabras de Donald Trump acerca de Groenlandia, Canadá, el Golfo de México y el Canal de Panamá son tan surrealistas que, lógicamente, ya hay un cargamento de expertos tratando de adivinar si lo que dice es cierto, si son globas sonda, si forma parte de alguna clase de estrategia extraña o si realmente quiere hacerse con Groenlandia y Canadá y el Canal y todo lo que tenga cerca.

Mientras su aliado Elon Musk se dedica a interferir en países europeos a través de su red X y sus declaraciones –aunque estaremos de acuerdo en que Estados Unidos, ya hayan gobernado unos u otros, lleva interfiriendo de todas las maneras posibles en todo el planeta en su conjunto– incluso obligan a responder a dirigentes como Macron y demás, Trump no aclara si usaría o no usaría la fuerza militar o económica para hacerse con Groenlandia, donde Estados Unidos mantiene una base militar desde 1941 desde la que controla el espacio aéreo y navegable del Ártico y el Polo Norte. Estamos, pues, aún a 10 días de que este inclasificable e imprevisible personaje asuma las riendas del país más poderoso militarmente del mundo y la verdad es que es desconcertante tratar de adivinar qué escenarios nos esperan en los asuntos que ya ha mencionado y en otros muchos que están candentes y en plena ebullición.

El planeta afronta asuntos muy serios y graves como son Ucrania, Gaza, Oriente Medio, el cambio climático, la inmigración y los ciudadanos lo que vemos es a líderes mundiales que lejos de transmitir confianza y tranquilidad se dedican a embrollar aún más el panorama con declaraciones sorprendentes y salidas de pata de banco que ni siquiera te esperabas. Ninguno sabemos en qué acabará la cosa, ni cómo se irán encauzando estos años turbulentos, pero confiemos en que vaya reinando la cordura y se enfríen y acaben buena parte de los frentes abiertos, que ya es hora.