La ventana de su casa salió disparada hasta la vivienda de enfrente. La de Koldo Vidarte y de su mujer está pegada al portal que explotó el pasado lunes (número 24 de la calle Concejo de Zagalegui de Noáin, zona cero) tras una fuga de gas natural. Llegó a casa al mediodía y olía raro. Un vecino le dijo que había habido escapes. Llegaron los bomberos y policía que les ofrecieron irse o quedarse en la terraza. Su mujer le convenció de marcharse. Una acción prudente pero voluntaria. Nadie entiende muy bien qué es lo que ha fallado. No ha habido que lamentar daños mayores porque Dios no ha querido.
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Seguro que muy pronto veremos nuevos protocolos para prevenir errores como los que al parecer se produjeron tras detectarse una primera fuga, quizás porque no se habían establecido, porque tienen que actualizarse o porque no han funcionado. Hablo de cumplimiento de normativas, de coordinación y, fundamentalmente, de la máxima seguridad. No es una bombona de butano.
He visto el vídeo de un vecino que grabó el momento inmediatamente posterior a la explosión. No puede ser más terrorífico. Uno de los propios técnicos de gas que se encontraba en la zona el pasado lunes tras detectarse la primera fuga salió despedido y quedó tendido frente a la acera de enfrente de la casa siniestrada; milagrosamente debe estar herido leve.
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Ayer las autoridades se remitían a la investigación que desarrollan la Policía Foral y la Guardia Civil para esclarecer la razón por la que se permitió que los vecinos (hubo dos deflagraciones previas a la explosión) regresar a sus casas. Al parecer la empresa del suministro de gas trasladó a los servicios de Emergencias que no había riesgo entre la primera fuga y el petardazo. O al menos no lo conocían.
La vuelta a casa de los 250 desalojados de Noáin sigue en el aire
La buena noticia es que los heridos en la UCI van mejorando y que al menos los vecinos y vecinas de 80 de los 120 viviendas desalojadas podrán ya regresar a sus casas tras haberse localizado el punto de fuga en el circuito. Todavía les da miedo que pueda pasar algo. Incluso bomberos y policía hicieron mediciones de gas para tranquilizarles. Normal... Quienes tenemos en casa gas natural guardamos en la retina lo sucedido. Sabemos ahora que el gas natural es más denso que el aire, que sube hacia arriba y cuando escapa forma bolsas que pueden prender con el simple encendido de una bombilla. O que el componente principal es el metano. Sabemos que existe una extensa red de tuberías subterráneas de conducción bajo nuestras ciudades europeas. Sin hablar de posibles sabotajes en su transporte internacional por gaseoductos - y no hay más que ver la guerra de Ucrania-.
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Con menor impacto ambiental pero combustible fósil como recuerdan los ecologistas. De hecho para cumplir la normativa europea a partir de 2026 no se podrán instalar calderas de gas en viviendas de nueva construcción. Porque el objetivo es cambiar a fuentes de energía renovables. Fue la apuesta de las grandes ciudades en los noventa. Y a lo que se han cambiado las calderas de butano. Y barato desde luego no lo es. Todavía hemos de volver a la chimenea y a la leña...