La contundencia con que se pronunció el portavoz del PSN en el Parlamento de Navarra, Ramón Alzórriz, sobre la conexión de la alta velocidad ferroviaria de Navarra con la Y vasca –“se hará por Vitoria-Gasteiz o no se hará”–, deja pocas dudas sobre lo que vaya a decidir unilateralmente el Estado que es el responsable de las obras de esta infraestructura. Todo apunta a que el camino a Vitoria será el elegido y Navarra volverá a perder el tren del desarrollo del ferrocarril a Europa como ya le ocurriera en el siglo XIX. Esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas, en la misma línea en que se han venido pronunciando los últimos días también los socialistas alaveses.
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La extensión de la red ferroviaria de alta velocidad por Navarra es el cuento de nunca acabar. La obra interminable. Cuando no es un tramo, es el otro. Ahora, la conexión del corredor navarro con la Y vasca que garantiza la salida a la Comunidad Foral a la ruta europea es la cuestión abandonada su suerte.
La decisión sobre el lugar del enlace entre ambas redes tenía que haberse resuelto hace años, pero la falta de acuerdo entre las instituciones Estado, Navarra y la CAV, en unos casos y la falta de presupuesto de financiación en otros, ha ido aplazando la solución definitiva. Y cuando ya parecía que la opción final era el encuentro entre ambos corredores ferroviarios por Ezkio-Itxaso, que apoyan Geroa Bai y Navarra Suma y las instituciones de Gipuzkoa, salta la opción de viajar a Vitoria-Gasteiz para desde allí conectar con Donosti y Europa, que defiende ahora el PSN tras cambiar de criterio argumentando su menor coste económico y su menor impacto medioambiental. Sin olvidar los obstáculos que ponen los ayuntamientos de la zona, la mayoría en manos de EH Bildu, a los técnicos que analizan los posibles trayectos para la conexión a través de Aralar de la alta velocidad. Pero no vale engañarse.
El PSN afirma que la conexión CAV-Navarra de la Y "se hará por Vitoria o no se hará"
En el fondo de un desastre continuado desde hace 35 años está el poco interés del Estado por asumir los costes de financiación y de construcción de este nuevo ferrocarril en una comunidad donde la población augura una escasa rentabilidad electoral frente a los normes costes de la inversión. Con gobiernos del PSOE y del PP en Madrid. De hecho, tampoco está clara aún la ubicación de la estación de alta velocidad de Tudela, que se debate entre quedar fuera de la ciudad o llegar hasta el centro de la misma, ni están asegurados los plazos del tramo entre Zaragoza y Castejón. Por no insistir en la aberración que supone aparcar el tren de alta velocidad en Etxabakoitz como destino final de su llegada a Pamplona.
Es cierto que el Gobierno de Chivite se ha desmarcado de la advertencia de Alzórriz y asegura que no hay decisión alguna tomada de forma definitiva y que se está a la espera de los informes técnicos que está elaborando el Gobierno central. Pero no parece eficiente a estas alturas que si el objetivo principal es una conexión ferroviaria con Europa que facilite también las exportaciones siga sin estar acordada siquiera la conexión con la Y vasca. Es precisamente todo ello lo que no se ha solucionado en más de 35 años y no se ve siquiera que pueda ocurrir en los 35 siguientes. Una vez más, después de años de incumplimientos y retrasos, todo se fía a otro nuevo plazo, el enésimo, a años vista. Lentitud y muchas incógnitas que aumentan las también muchas dudas de la sociedad navarra. Patada a seguir, pero ya está decidido sin Navarra.