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Mesa de Redacción

Joseba Santamaria

La vieja pinza contra la memoria

La vieja pinza contra la memoriaPATXI CASCANTE

Un año más el acto organizado por el Gobierno de Navarra para conmemorar el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo –que coincide con el recuerdo de la matanza yihadista del 11-M de 2004 en Madrid con 192 personas asesinadas–, estuvo precedido de la escenificación habitual en el Parlamento, donde UPN, PP y Vox, por un lado, y EH Bildu, por otro, impidieron aprobar una declaración institucional de adhesión de la Cámara foral. Los primeros votaron en contra y la segunda formación optó por abstenerse cada uno con argumentos opuestos.

Una pose política y mediática por simples intereses partidistas. La memoria justa de los hechos históricos, en especial los que tienen la violencia como protagonista, es un valor social y democrático irrenunciable. Por eso también la memoria histórica es objeto de la batalla política. Los intentos para construir relatos diferentes en función de intereses políticos, económicos o personales ya no ocultan que la finalidad es difuminar las responsabilidades, aligerar el peso de las conciencias y el peso de las mochilas de quienes han protagonizado o jaleado esos hechos. Ambos sectores políticos, tanto las derechas como la izquierda abertzale, continúan en buena medida lastrados por el peso de sus respectivas mochilas. Su rechazo, por razones opuestas, al acto de homenaje a las víctimas del terrorismo dejó una año más una foto en la que no salen bien retratados y fracasaron si su intención, más allá de seguir enzarzados en sus mismas discusiones de siempre, era tumbarlo. La abstención de EH Bildu ante la declaración institucional del Parlamento y su propia presencia en el acto de ayer es otro ejemplo, en sentido contrario al de la ausencia un año más de la derecha, de que se resisten a entender el alcance de la reflexión humana y política mayoritaria de esta sociedad. Es insistir en los viejos argumentos de los sectores de la izquierda abertzale que siguen intentando construir un relato condescendiente con el terrorismo injustificable y cruel de ETA. Como lo es insistir en este tipo de escenificaciones de UPN, PP y Vox alrededor de los actos de reconocimiento a determinadas víctimas, aliñadas siempre con discursos bruscos e insultantes como excusa política para enrocarse en el no reconocimiento de la existencia y práctica de otras violencias igualmente injustificables y crueles, desde el terrorismo de Estado a la tortura.

O la misma persecución política y mediática que sufrieron las víctimas del 11-M, acoso del que UPN y PP formaron parte en Madrid, al igual que en su negativa y reticencia a homenajear y reconocer a las víctimas navarras del genocidio franquista de 1936. El modelo argumental es el mismo y el objetivo también: empañar en la confusión la verdad. Ninguna de las partes de esa pinza que sigue colonizando como liquen la política navarra tiene la mochila libre para tirar la primera piedra. Es un camino sin recorrido en una comunidad en la que la inmensa mayoría está por la convivencia, la construcción y el entendimiento y no por la confrontación, el enfrentamiento y la manipulación. La diferencia de actitud entre otras víctimas de ETA y las víctimas de otras violencias sufridas en esta tierra lo dejan aún más claro todo. Un triste juego partidista que se repite cada semana y año.