En una ciudad como Pamplona ir al colegio andando es o debería ser lo más normal. Educar a los niños y niñas desde pequeños también en ese hábito de caminar para ir a la escuela, no normalizar el uso del coche de puerta a puerta desde el punto de la mañana y casi hasta que acaban la última extraescolar, con todo lo que ello conlleva, atascos, contaminación, invasión de los coches en zonas de riesgo para los peatones, pasos de cebra que casi no se ven, dobles filas, bocinas, discusiones, etc.
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Creo que la mayoría de quienes optan por la red pública van al colegio andando, porque el centro suele estar próximo a sus casas y en caso de que quede a una cierta distancia, iniciativas como la que esta semana se ha presentado en el Patxi Larrainzar, en Rochapea, son muy importantes para crear caminos seguros por los que llegar al colegio en todas las edades. Y no se trata de retroceder en el tiempo, sino de convertir el camino de casa al cole en algo lúdico y también educativo, a través de senderos escolares seguros, para al mismo tiempo promover la salud y la movilidad sostenible. Que ese trayecto sea un tiempo de tranquilidad para los menores, no un estrés añadido por el tráfico.
Aseguran desde el centro que ha puesto en marcha la iniciativa que en 20 minutos o menos el alumnado del Patxi Larrainzar estará en su centro escolar andando, en patinete o en bicicleta. Es una suerte poder desplazarte así, levantarte y sin más vehículo casi que uno mismo llegar al destino. En otras zonas esto no es posible, pero en Iruña sí. Por eso sigue sorprendiendo que no se actúe en esta dirección en otros centros educativos, y que no se trate de concienciar a los padres y madres para que ya que han optado por un colegio alejado de sus casas, al menos lleven a sus hijos e hijas andando todo lo que sea posible. No es entendible que en un momento en el que la sostenibilidad de las ciudades nos lleva a sacar el coche del centro, a crear carriles bici y aparcamientos disuasorios para facilitar el tránsito de los peatones, se den por buenas ciertas situaciones en horas punta en las que mandan los coches por encima de todo como ocurre en muchas zonas, como la Cuesta de Santo Domingo, que dicho sea de paso debería ser peatonal.
Una imagen nada educativa que se podrían mitigar con campañas desde los centros en la misma línea que las que ya han puesto en marcha en los últimos años la ikastola Amaiur, el CPEIP Buztintxuri o Patxi Larrainzar. El coche en doble fila o generando atascos cada día mientras los niños se bajan a toda prisa es algo que los pequeños interiorizan como normal y es difícil de revertir a la larga sino se hace paso a paso desde la educación.