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El farolito

F.L. Chivite

El humus

El humusLuis Torres

En alguna parte de mi memoria hay una estrecha carretera, con hileras de árboles pintados de blanco a cada lado. Una carretera por la que se aleja un viejo autobús cargado de maletas atadas con cuerdas. Yo soy de la generación del éxodo rural, aún vi con mis propios ojos los arados romanos, Lutxo, viejo amigo. Dejábamos atrás un mundo antiguo lleno de dioses y demonios. No obstante, todavía llevábamos el polvo y las telarañas de la cueva neolítica en el pelo. Y el fango del camino en los zapatos. Humano viene de humus, esa es la cuestión.

Este planeta, el planeta Humus, es el planeta de los éxodos. Esta Tierra, esta esfera húmeda, es la tierra de las diásporas. De las grandes caravanas en fuga. De las grandes migraciones humanas a través de desiertos. Casi siempre forzadas por la necesidad. Muchas veces, de hecho, a la desesperada. A todos nos trajeron de un poco más allá, no creas lo contrario. Y nuestros hijos se irán pronto de aquí. Si no se han ido ya. En este acelerado y algo inquietante y bastante temeroso primer cuarto del siglo XXI, los éxodos, las diásporas y las grandes migraciones no solo no van a detenerse: van a ir, por supuesto, a más. Lo vemos, lo sabemos. Pretender ignorarlo es tan ingenuo como perverso. Pretender ignorarlo, sin ser imbécil, es intencionado.

Al pasear por las calles de París, de Londres, de Madrid, de Berlín, ves la diversidad de la población. Nos estamos asimilando, nos estamos conociendo y juntando por primera vez en la historia de la especie: gentes procedentes de todos los estratos del humus. Eso no había ocurrido nunca antes. Es nuevo. En pocas generaciones las diferencias se reducirán mucho. No se puede pretender luchar contra las migraciones. Es absurdo. Son imparables, son tsunamis. Y la vida humana sigue estando muy barata. Si no queda otro remedio te la juegas a cara o cruz, viejo gnomo, le digo. Y me suelta: Esperemos que sea para bien.