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Mesa de Redacción

Javier Encinas

Semana pagana

La Semana Santa ha ido perdiendo su primigenio carácter religioso para convertirse en el periodo vacacional más masivo del calendario anual

Traslado de la Dolorosa a la Catedral de PamplonaIban Aguinaga

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Desde que falleció el dictador que sumió a España en un retraso mental y económico de récord, la Semana Santa ha ido perdiendo su primigenio carácter religioso para convertirse en el periodo vacacional más masivo del calendario anual. Atrás quedan aquellos tiempos, todavía con el ferrolano de cuerpo presente, en que solo Viernes Santo figuraba de rojo en el calendario festivo, si se le puede llamar festivo a un día que rezumaba tristeza con los bares cerrados o sin música mientras en las iglesias acudía el personal en masa a los Santos Oficios y la por entonces exigua programación televisiva se centraba en la muerte de Jesucristo.

Huelga decir que cualquier parecido de aquello con la actual Semana Santa es pura coincidencia. Más allá de que todavía siga siendo muy nutrida la asistencia a las procesiones, el personal vive mayoritariamente estos días de forma pagana. Su principal preocupación es la meteorología. Máxime en estas fechas de temperaturas proclives a la inestabilidad, a las bruscas oscilaciones térmicas y a las puñeteras tormentas que con frecuencia arruinan lo que es una perfecta tarde de animada charla con cervecitas varias en una terraza. Y esto sí que no ha cambiado con la llegada de la democracia porque la temperatura, en el paleolítico y ahora, siempre tiene un punto de imprevisible soberbia.