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Represión y drogas

Maximiliano Calvo dice algo muy sólido cuando asevera que ha terminado por asumir que en esta vida vas a seguir teniendo problemas y que lo fácil es consumir pero que “te va a llevar siempre al mismo sitio”

Represión y drogasArchivo

Antes creía que drogado hacía todo mejor. Descubrí que ni siquiera follar”: Dispara bien el cantante Maximiliano Calvo (32 años) en su gira por diferentes centros de desintoxicación de todo el Estado. Sobre todo porque toca temas todavía tabúes como drogas y sexo. Tras 17 meses sin consumir cocaína Calvo ofreció esta semana un concierto en la Comunidad Terapéutica de Larraingoa, gestionado por ANTOX.

Dice Calvo que ya no se rompe la cabeza cuando algo no sale bien, “cuando aparece ese monstruo interior, lo escucho como a un niño que llora. Ya no lo castigo, le hablo con cariño”. La mayoría de los internos en Larraingoa son jóvenes con adicciones a la cocaína y el cannabis. El centro lleva funcionando desde 1981. Recuerdo de pequeña que pasábamos por la carretera y los padres te decían: ahí están los drogadictos. Y aunque no se veía a nadie una se imaginaba en los ochenta metiéndose heroína con muy mala pinta. Era un sitio al que tenías más miedo que respeto. Por desconocimiento. Han pasado 44 años y sigue habiendo un enganche a muchas de las mismas sustancias. También a pastillas, drogas sintéticas y anfetaminas pero una base importante de adicciones parecen seguir siendo los porros y la coca.

Maximiliano dice algo muy sólido cuando asevera que ha terminado por asumir que en esta vida vas a seguir teniendo problemas y que lo fácil es consumir pero que “te va a llevar siempre al mismo sitio”. En el mundo de las adicciones no hay mundos tan oscuros. Hay mucha ansiedad y mucha soledad. Hay personas mayores y no tan mayores que tienen fuertes adiciones al alcohol, al tabaco, a hipnosedantes o ansiolíticos que no pasan por ningún centro de rehabilitación. Los expertos alertan por ejemplo de que la cocaína tiene un efecto estimulante pasajero (entre 30 y 60 minutos) tras el cual se produce un bajón que causa cansancio, decaimiento y depresión, su consumo abusivo produce irritabilidad y agresividad, con un deterioro de las relaciones sociales, por no hablar de lo que pasa en el cerebro... Pero ello no importa cuando se buscan efectos inmediatos. Quizás hayamos pasado de la represión brutal en la que vivieron algunas generaciones a un exceso de información técnica pero no emocional, a mucha campaña disuasoria confrontada con una cultura del hedonismo y el culto al cuerpo que empuja a muchos chavales a informarse en redes sociales de temas de los que les da vergüenza hablar y vinculados a relaciones íntimas, placer, etcétera. Jóvenes que buscan no solo desinhibirse sino para buscar el placer máximo.

Leo la última encuesta vinculada al nuevo Plan Foral de Drogodependencias y habla del preocupante aumento del consumo de alcohol entre jóvenes entre 14 y 18 años. También de la tendencia al alza en el consumo de cannabis entre las mujeres aunque en general se mantiene. Y, en el caso de hipnosedantes desciende, pero sigue siendo más elevado en mujeres. Por no mencionar el uso problemático de internet o el juego on line. En la planta baja de Consultas Externas hay una campaña sobre los daños que produce el consumo de pantallas en menores ya que puede afectar a la capacidad de concentración pero también de manejo de la frustración y el control de impulsos. Somos una sociedad adicta