Síguenos en redes sociales:

Cosas de la edad

Cosas de la edadFreepik

En los ratos libres (ahora sin planetario a cuestas tengo más, he de reconocerlo) me paseo por algunos programas de radio para hablar de lo mío. El jueves le llevé a Marisa Lacabe, que hace el mediodía en Onda Cero, un tema sobre algunas experiencias que vamos teniendo conforme vamos cumpliendo años. Ella me decía que en su cuadrilla pensaban, no seriamente, pero lo pensaban, en ponerse de acuerdo para que el retiro pudieran pasarlo juntos.

No es cosa de ponerte a conocer y convivir con gente nueva cuando seas viejo, venían a apuntar. En mi cuadrilla se planteaba algo parecido, incluso montar una especie de condominio asistencial dado que lo de las residencias se irá volviendo cada vez más negocio (más aún) y más complicado para pillar plaza. Cosas de la edad, nos decimos, que parece que el tiempo nos vuelve más ariscos, menos sociables. Y es curioso porque una de las esencias de la especie humana como animales eusociales es la convivencia de las diferentes generaciones, la transmisión de la cultura y la educación y los grupos diversos. Y así la sociabilidad es un factor esencial que estará impreso en nuestro encéfalo con la fisiología adecuada. Pues bien, una reciente investigación ha puesto de manifiesto lo que nos temíamos: en ese billón de conexiones entre neuronas que conforman nuestra conducta y emociones aquellos circuitos que son claves para conectarnos con otros se van deteriorando con la edad.

El cerebro altera su funcionamiento con la edad y ya no va a primar las relaciones sociales y regular nuestras emociones de la misma manera social. Podemos obligarnos, pero nos hacemos algo más huraños cuando lo que necesitamos es, precisamente, más empatía y no aislarnos. El estudio añade que hay mayor riesgo para la salud si no lo conseguimos, por si os anima.