Actuó en Madrid las noches de miércoles y jueves George Ivan Morrison, conocido como Van Morrison, que el 31 de agosto cumplirá 80 años que celebrará con un concierto especial en Belfast al que yo moriría por asistir. Pero el caso es que Van, al que se le ha afilado su otrora oronda figura y que sigue manteniendo mínimo tres cuartas partes de su portentosa voz, estuvo en Madrid, en una cosa que se llama las Noches del Botánico, a partir de 90 euros la entrada.

Y, según leí a algunos –no a todos–, hubo quejas por que no se despidió y porque no cantó alguno de sus grandes éxitos. Con el debido respeto: la gente es idiota de remate. Habré visto 5 o 6 veces al irlandés y no se despidió ni una sola vez, ni se dirigió al público. Todos los conciertos fueron gloriosos. Y, en cuanto a los éxitos, es que tiene muchos, amén de que le gusta cantar temas de sus últimos discos, como hace Dylan. Si vas a conciertos de Van o de Dylan sabes que te arriesgas a oír pocas canciones que estén en tu cd de grandes éxitos. Decía la gente que no había tocado Moondance o Brown Eyed Girl, que son un poco así como lo más comercial del buen hombre. Claro, ni tocó Madame George, ni Into the Mystic, ni Raglan Road, ni The Healing Has Begun, ni The Healing Game, ni Little Village, ni Bright Ligths Big City ni 50 o 60 más que pueden ser considerados éxitos de Van, un elemento que lleva girando 60 años sin interrupción sacando discos como churros a veces con más suerte que otras, pero con una carrera portentosa que no puedes reducir a ñi ñi, ¡es que no ha tocado Brown Eyed Girl, que suena en una peli! ¡Ni se ha despedido!

La amabilidad en el escenario está sobrevalorada. Dame buenas canciones, bien interpretadas y dame profesionalidad y te puedes guardar los saludos para los amigos, así como todos los guiños localistas y la camiseta del equipo de fútbol local. Qué país