Pese a toda la tensión creada lamanifestación convocada por el PP en Madrid no llegó a congregar ni una cuarta parte de las personas que se dieron cita el pasado 25 de mayo en defensa de la sanidad pública.
Isabel Díaz Ayuso prefiere hablar de otro tema que le da más titulares: demonizar el euskera y al nacionalismo vasco aprovechando cualquiera de las alineaciones en las que lo sitúe junto a los socialistas que ya es lo de menos.
“Las dictaduras entran a sorbos, poquito a poquito, y de manera inofensiva”, señaló ayer la presidenta madrileña que puso entre otros ejemplos que a la Universidad del País Vasco le “quiten su nombre en castellano”.
Arremetió contra la “dictadura de minorías” y “resentidos” donde “el nacionalista es rey”. “España no es plurinacional, no somos extranjeros en nuestra casa”, repitió.
A su llegada a la plaza de toros de Las Ventas esa misma tarde, rodeada de cámaras complacientes, ella responde con el mantra de “alegría y libertad”.
¿Viajará por otros países de Europa donde se hablen otras lenguas que no sean las oficiales? ¿Sabrá que el euskera es la lengua más antigua de Europa, ella que es tan amante de las tradiciones?
¿Qué entiende por convivencia y pluralidad? ¿Hay mayor libertad que poder utilizar la lengua que sientes propia? ¿No es una dictadura tratar de imponer tu modelo de cultura y tu identidad ella presumiendo de ser castiza madrileña? Y, ¿de veras aspira a gobernar un Estado moderno?l