Bueno, era de cajón de madera de pino que la nominación candidata a llevarse el lanzamiento al chupinazo que iba a ganar era la de Yala Nafarroa Palestina, que ayer se supo que recibió nada menos que el 52,85% de los votos y más de 10.000 sufragios, en la votación más numerosa de todas cuantas se han celebrado hasta la fecha.
Mi enhorabuena para ellos y ellas y mi agradecimiento por su labor de visibilización y denuncia del genocidio que vive la población de Gaza y del problema palestino. Dicho eso, incluso añadiendo que son unos más que buenos vencedores y que el escaparate del Chupinazo ganará con su presencia, aquí lo que hay que debatir es si esta clase de iniciativas, grupos, etc, con un marcado carácter ajeno a la ciudad y a la comunidad por muy humanista y aplaudible que sea, tienen que tener su hueco o no en esta clase de citas. No estoy a priori ni a favor ni en contra porque creo que todos –al menos este colectivo en concreto– lo dignifican, pero sí que creo que tengo que reconocer que los Sanfermines reparten privilegios muy bonitos y tengo para mí que lanzar el chupinazo es el mayor de ellos y que quizá debería de estar reservado o a ciudadanos que se apunten a un sorteo o a candidatos que sean presentados por otros pero que hayan demostrado una labor de años por la ciudad y/o la fiesta. Es lo de menos que quien haya ganado este año sea Yala o que otros años fuese Osasuna, el Portland o que en el futuro lo tiren colectivos fantásticos a nivel local relacionados con problemáticas mundiales.
Para mí es lo de menos qué voto has emitido o no emitido sino qué dirección debe o no debe de tomar esta convocatoria, si es que debe de tomar alguna distinta a la actual. Simplemente es un run-run que tengo en la cabeza hace ya años y que comparto por aquí, en la medida en que pueda servir para que los responsables le den al menos una vuelta. Enhorabuena, Yala.