Le llaman reduflación pero en realidad es una estafa. Un engaño más al consumidor distraído, que somos casi todos. No es el caso de que te vendan gato por liebre: es que te venden la liebre con la mitad de carne y, si cuela, más cara. La merma de contenidos líquidos y sólidos en envases, bolsas y cajas es un hecho contrastado en pruebas de ese laboratorio doméstico que es la cocina. Detergentes, jabones líquidos, suavizantes, cacaos, cereales, snacks y hasta las bolsas de chucherías, por citar solo algunos productos de consumo cotidiano, traen menos cantidad de la que aseguran.
La certeza de que nos toman el pelo no es nueva, como lo acredita el uso ya extendido de ese neologismo que pronto tendrá una entrada en el diccionario de la RAE. El ministerio del ramo quiere atacar esta arbitrariedad y modificará la Ley de Consumo Sostenible.
El objetivo es que quien retira un producto de la estantería tenga información clara de que se ha reducido la cantidad o número de unidades incluidas en el paquete y esta reducción se traduce en un aumento del precio por unidad de medida, manteniendo el mismo o similar diseño en su envase o empaquetado. Y si los productores no cumplen, que intervenga la OCU. O la UCO.