Supongo que ya descansado tras el parón vacacional de verano, el juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente ha retomado la instrucción del llamado caso Cerdán con la solicitud de información al Congreso de los Diputados, al PSOE, al Parlamento de Navarra y al Ayuntamiento de Milagro para que detallen los pagos que recibió de estas instituciones y las donaciones que llevó a cabo al partido entre 2014 y 2024. Se trata de analizar las diferencias detectadas por la investigación de la Guardia Civil entre los datos de la Agencia Tributaria y sus movimientos bancarios.
No parece fácil que esas cuentas, que son públicas, vayan a aclarar esas dudas. De momento, las expectativas siguen siendo más grandes que los hechos que las corroboren. Sobre la mesa hay un relato de la investigación inicial de la Guardia Civil que expone posibles indicios sobre la existencia de esa trama de corrupción y una argumentación del juez Puente en sus autos sobre el caso en la que convierte esos indicios en suposiciones. El caso necesita, conforme transcurre el paso del tiempo –sin olvidar que Cerdán es el único encarcelado en situación de prisión preventiva–, más de pruebas objetivas reales que de más relatos y suposiciones.
Por ahora, el caso solo ha derivado en interrogatorios judiciales sin resultados, en dimisiones políticas y en más bronca partidista en las sedes parlamentarias de Navarra y Madrid. Esa inestabilidad es el único resultado por ahora. También en la creación de una comisión de investigación en el Senado que lleva tiempo navegando sin pena ni gloria y una nueva comisión de investigación en el Parlamento de Navarra que se pondrá en marcha en unos días con las mismas pocas posibilidades de poder aportar novedades a la instrucción judicial y la investigación policial en marcha. Comisiones de investigación que apuntan más al habitual desfile circense de políticos, ex políticos, técnicos, familiares, hermanos, primos, cuñados, empresarios, etcétera para ir rellenando su duración, con la esperanza de que quienes la pretenden utilizar sin disimulo como un instrumento de exposición pública y mediática y un foro de barullo permanente, se alargue lo más posible.
No hay ninguna vía abierta aún, más allá de la vinculación de Cerdán con Navarra y con el PSN, que pueda sostener que hay una trama de corrupción en las entrañas del PSN, del Gobierno de Navarra o de sus socios. De hecho, ninguna de las obras adjudicadas en Navarra a Acciona y Servinabar, la empresa que se vincula a Cerdán y la presunta trama, forma parte de la investigación. Al menos, todavía. Ni siquiera los túneles de Belate. Y parece más que difícil que las sesiones de la comisión de investigación en el Parlamento de Navarra puedan aportar hechos objetivos que vayan a modificar esa realidad. Más aún sabiendo que el juez Puente, la Audiencia Nacional, que investiga las andanzas de Koldo, o las haciendas forales han rechazado las solicitudes de documentación requeridas por esa comisión. Quizá lleguen novedades probatorias a la opinión pública, pero a la espera del futuro de la investigación, lo dicho: más expectativas que hechos probados.