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Hablando en bata

Victor Prieto

Trump osos

Trump ososDPA vía Europa Press

Escribo esto después de que un ufano Trump y su genocida de cabecera, Netanyahu, posaran ante la prensa anunciando su acuerdo de paz para Gaza. Marco “su” porque ellos se lo han guisado y se lo han comido y, como chulos de patio, han dejado caer que es una oferta que no podemos rechazar. Nadie. Trump lo tiene hablado con todo el mundo (incluso con Hamás) y nota una predisposición muy positiva, excepto en el diseño de las farolas. De hecho, calculo que con los únicos que no ha hablado el presidente gringo son Pedro Sánchez y los propios gazatíes, claro, que tampoco es cuestión de atosigarlos con tediosas consultas sobre su propio futuro. Bastante tienen con lo que tienen los pobrecitos, oyes.

¿Es que prefiero que sigan las bombas? Para nada. Todo lo que implique el fin de la matanza valdrá la pena. Pero es el tipo que en pleno covid sugería la ingesta de lejía como un buen modo de matar al virus (¿cuando tiene ladillas las mata a tiros?). Alguien que ha suprimido las vacunas infantiles (y si la viruela acaba con USA será con los pobres). Un tipo que ha recuperado el nombre de Ministerio de la Guerra mientras se jacta de merecer el Nobel de la Paz. Si se lo dan, la Academia Sueca (el edificio) debería ser volada con la dinamita que creó el propio Nobel. Y a deliberar a un café y la entrega de premios en un bingo.

“Todo lo que implique el fin de la matanza valdrá la pena”

¿Y aún hay más? Pregunta un abuelo al que le estoy chafando la guitarra. Pues sí, yayo. Y créame que lo siento.

Según el plan, en una primera fase Gaza sería gobernada por una comisión internacional presidida por... ¡Tachán! Donald Trump. Fase que incluiría la reconstrucción del territorio con la intervención, evidentemente, de las grandes corporaciones y el Banco Mundial, siempre amigo de los más débiles. Algo que evoca lo sucedido hace décadas en Latinoamérica, donde varios países vieron cómo esas multinacionales, para cobrar una deuda inasumible, se quedaban con todo lo suyo menos los mosquitos y ya hablaremos. 

Remato estas líneas días después confirmando avances de mero postureo. Netanyahu parará la ofensiva cuando Hamás entregue a los rehenes. Hamás los soltará cuando cesen los bombardeos y acepta un gobierno tecnócrata, pero formado solo por palestinos. Y Trump se ansía esperando la respuesta de Hamás y se desahoga soltando a su Guardia Nacional en Chicago. Total: tres tahúres que quieren jugar cada uno con su propia baraja en tanto los civiles masacrados van de mirones de mármol.

Soy pesimista, sí. Pero prefiero ser un pesimista equivocado que un optimista con otra patada más en los cojones del alma, que dijo Miguel Hernández.