Abrió la noche Monsieur leCrêpe, el nuevo proyecto Juantxo Arakama (el que fuera cantante de Glaukoma). El de Tolosa dio una muestra, concisa pero contundente, de su hip hop rabioso y peleón, repitiendo en varios tramos de su actuación ese Herri Gerriya que es, además del nombre del combo con el que ha unido fuerzas (DJ Plata y Muxker.j), un perfecto grito de guerra con el que enardecer a las masas.
Tras su actuación, llegó el momento de escuchar a Moisés. Afirmaba el rapero que le había salido disco más tranquilo y que sus nuevas canciones están cubiertas por un poso de serenidad. El concierto, sin embargo, aunque captó en parte esa mirada más sosegada, no estuvo en absoluto exento de garra. Más bien al contrario; arropado por una banda de seis músicos (guitarra, bajo, teclado, saxo/flauta y coros), el rapero navarro ofreció una actuación seria y de lo más solvente, con momentos de auténtico subidón y otros más tranquilos, versos confesionales y otros más reivindicativos, tramos bailables y pasajes instrumentales para disfrutar escuchando y saboreando los detalles que los músicos iban facturado.
Intérpretes: La banda de Moisés estuvo formada por los siguientes músicos: José García (guitarra), Sofía Pino (bajo), Jon Gómez (teclados), Pablo Maza (saxo y flauta), Dani Olaz (batería), Claudia Rodríguez Lawera (coros).
Fecha: 24/10/2025.
Lugar: Canalla.
Incidencias: Muy buena entrada. Actuó primero Monsieur leCrêpe & Herri Gerrilla.
La sala Canalla presentaba un ambiente inmejorable y Moisés se mostró agradecido y emocionado. Había muchos amigos entre el público, pero también un montón de caras nuevas. Por estos últimos, por los que quizás no conocen su discurso, se declaró en contra del genocidio de Gaza y de las agresiones sexistas y homófobas. Presentadas sus credenciales, se centró en la música. Al comienzo, varios cortes de su último trabajo, Azul, como Ya no quiero preocuparme y Confeti por el suelo, intercaladas con composiciones más antiguas como Delante tuya o Estoy a punto de saltar.
Ya desde el inicio quedó patente la versatilidad de la banda, que supo adaptarse al ritmo y al tono que la actuación iba requiriendo en cada momento. Brillaron especialmente cuando se acercaban al soul y al jazz, o incluso al free jazz, como hicieron en las codas finales de las ya mencionadas Estoy a punto de saltar y Confeti por el suelo, con gran protagonismo del saxo en ambas.
Con Kimono, de su anterior álbum, demostró su innata capacidad para escupir versos certeros y afilados: “No es culpa mía / que las redes estén ardiendo / y las calles vacías”. Con Bailo como baila un esclavo, la sala se convirtió en una inmensa pista de baile mientras la banda se aceleraba y exprimía al máximo la capacidad de sus instrumentos. Llegó después un momento más calmado con Solo intento encender la luz, antes de volver a adoptar posición de combate con la enérgica Falsos dioses.
Enfilando el último tercio, salieron al escenario varios amigos: Monsieur leCrêpe en Zure begiradak esan dit y Bumayé; Lawera (o lo que es lo mismo, Claudia Rodríguez), que tan buenos coros y segundas voces había hecho durante toda la noche, en Mirando vuelos, e Imanol, de Raimundo El Canastero, en Puro. La velada concluyó con Comer callao. Los músicos se abrazaban y el público aplaudía satisfecho. Otro tanto para Moisés.
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