Un fin de semana a caballo entre el Día de la Memoria celebrado recientemente por las instituciones vascas y el próximo 20-N, con una efeméride redonda como son los 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco, puede ser un escenario ya de por si importante para poner sobre la mesa la demanda de una memoria crítica y democrática, inclusiva e integral, como base de la democracia. Una memoria crítica que puede ser la mejor vacuna contra la ultraderecha, que amenaza y avanza ya en muchos lugares del mundo.
A estos dos hitos se le suman las recientes jornadas celebradas en Pamplona en torno a las Comisiones de la Verdad y el viaje de los responsables de Memoria y Convivencia de Navarra por Argentina y Chile. Citas todas ellas para avanzar en el proyecto de tejer una red internacional de centros en favor de los derechos humanos, que sea una barrera sólida ante la amenaza de la ola global reaccionaria y negacionista. Es muy importante abrir el foco geográficamente y saber mirar desde el pasado hacia el futuro para construir un presente democrático sólido que sea capaz de resistir los tiempos convulsos a los que nos enfrentamos.
Es fundamental aprender de errores y aciertos de otros momentos y lugares. Nuestra tierra tiene su propia historia y su proceso, sus diferentes contextos victimológicos y trayectorias. Podemos aportardes esa experiencia, pero también aprender porque hay otras iniciativas muy enriquecedorastambién en otras partes del mundo. La tríada “justicia, verdad y reparación” no siempre ha estado bien repartida. Y tenemos nuestros déficits.
Argentina juzgó a la dictadura y aquí Franco murió en la cama. Se mantiene una la Ley de Secretos Oficiales de origen franquista y todavía son muchas las trabas en algunas comunidades en aspectos de Memoria. Pero hay que poner también en valor los pasos dados tanto en Navarra como en la CAV. Y sobre todo, pensar que para seguir avanzando -o al menos no retroceder- hay que trabajar una memoria local con vocación global. Las amenazas a la democracia no conocen fronteras y se replican de un país a otros, por lo que las respuestas también debería situarse en ese nivel internacional. Antes de que sea tarde. Aquí y en el resto del mundo.