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Nicho de negocio

Nicho de negocioCONTACTO vía Europa Press

Hay agencias para ello. Lo único que necesitas es dinero y las entrañas suficientes para disparar a un animal magnífico. Matar a un elefante en Botswana debe de rondar hoy los 50.000 euros, un poco más que en los tiempos del emérito.

Algo más te cuesta un safari de 10 días para cazar leones en Sudáfrica, no menos de 75.000. Mucho más baratos están los osos en Rumanía; hace unos años rondaban los 15.000. Todo cómodo y descansado. Viajas en avión, luego en vehículo a motor y dejas las piernas para los últimos metros, en los que te conducen hasta el lugar adecuado donde el guía te señala tu presa. Ya sólo tienes que apuntar y apretar el gatillo. Deporte, dirán.

Tan fácil como eso lo debían de tener esos millonarios italianos, alemanes, estadounidenses y –¿sorpresa?– españoles que cuando la guerra de Bosnia viajaban hasta Sarajevo para, como si se tratara de un videojuego, hacer tiro al blanco con los seres humanos que intentaban sobrevivir al asedio de la ciudad.

A lo mejor, sin saberlo, conocemos a algún participante en estas cacerías. El precio, entre 80.000 y 100.000 euros al cambio actual, no mucho más que el de un gran felino africano. Los niños y las mujeres embarazadas se cotizaban más. Tienes que tener las vísceras hechas de un material muy pestilente y perverso para organizar algo así –un nicho de negocio, dirían– y luego dormir bien, pero la historia de la humanidad está desgraciadamente llena de ejemplos semejantes.

Tampoco es nueva la existencia de gente que, por tener dinero, cree que puede permitirse absolutamente todo. Estos días se vuelve a hablar de Epstein, ese sujeto que obligaba a prostituirse a jovencitas, muchas veces menores de edad, para ofrecérselas a poderosos y millonarios. Hombres todos, siempre hombres, como los francotiradores “deportivos” de Sarajevo. Qué difícil es tener mucho, mucho dinero, y seguir siendo buena persona.