El gato de Schrödinger es un experimento ideado en 1935 por el físico Erwin Schrödinger, que viene a decir que si metemos en una caja cerrada herméticamente un gato, un frasco de veneno, un átomo radiactivo y un sensor que rompe el frasco si detecta que el átomo se desintegra, el gato puede estar vivo y muerto a la vez según los principios de la física cuántica.
El átomo tiene un 50% de probabilidades de desintegrarse en una hora, pero según la mecánica cuántica, mientras el átomo no sea observado, está en una “superposición” de estados: a la vez desintegrado y no desintegrado, con lo que el gato estaría muerto y vivo a la vez. El experimento se “resuelve” cuando abrimos la caja. En ese momento, observamos un resultado definitivo.
La observación colapsa la superposición. Pues bien, en este momento se podría decir que el gobierno de Chivite está como el pobre gato: vivo y muerto a la vez. Mientras la presidenta afirma que nada de lo que se está diciendo logrará derribarlo y sus socios mantienen la respiración para que la metástasis de la porquería no se lleve todo por delante, la derecha ya lo da por acabado y lo bombardea con todo lo que pilla. Más madera y titulares, muchos titulares que reúnan como sea las palabras Servinabar, Belate, Cerdán, Chivite, Ábalos, Koldo, mordidas, Antxon Alonso, PNV, informe demoledor de la UCO, , corrupción, Uxue Barkos, Joseba Santamaria… lo del contenido y la veracidad de la noticia ya da más igual.
Se podría pensar que las sentencias que en su día salgan de los tribunales serán las que aclaren qué está pasando realmente, pero para entonces o el gato ya está muerto y desollado o ha logrado resistir gracias a sus siete vidas y, sobre todo, al sentido común de la ciudadanía.