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La altura del bloque

La altura del bloqueJavier Bergasa

El origen del término “bloque bajo”, “low block” en Inglés o “blocco basso” en italiano, (no me atrevo a aventurar quien copió a quien) está ligado a la idea de compactación defensiva, líneas muy juntas, equipo reducido en espacio, cerrando huecos. Su origen está en lo que se ha llamado históricamente “poner el autobús. No se trata solo de estar bajos, sino de estar compactos y cohesionados. Con el tiempo, el concepto se ha extendido a otros bloques (medio y alto), pero se ha perdido la connotación de cohesión. Hoy, cuando decimos “bloque alto”, normalmente nos referimos solo a la altura del equipo en el campo, no necesariamente a que esté compacto. En defensa se busca solidez y armonía, mientras que en ataque se prioriza amplitud y generación de superioridades, justo lo contrario. Esto ocurre porque la clasificación por alturas, alto, medio, bajo se ha vuelto más importante que la agrupación. El análisis táctico moderno prioriza la ubicación espacial sobre la densidad. En la práctica, un bloque alto puede ser agresivo y abierto, lo opuesto a compacto. Usamos la misma palabra, ‘bloque’, para describir ideas opuestas, bajo en defensa (compactar), alto en ataque (expandir).

Lisci, preguntado sobre el bajón del equipo en las segundas partes, ha declarado que el número de ocasiones ha sido similar en ambos tiempos (y los números lo confirman), pero ha encontrado “alguna correlación” entre la altura del bloque y las ocasiones, aunque no ha especificado si subir el bloque mejora o empeora las ocasiones. Sin embargo, los números no lo corroboran. Es positivo usar este lenguaje, pero hay que ser cautos, una correlación, por alta que sea, no implica causalidad. Hay que identificar causa y efecto y no olvidar otros muchos factores que contribuyen, como rival, marcador actual, factor campo, estilo, minuto de juego, entre otros.

Celebro la invitación al método científico pero esto exige un enfoque más amplio, establecer periodos, aislar variables y manipular la que se considera causa, en este caso, altura del bloque (subir o bajar) para observar efectos. Diseñar experimentos en competición es complejo, pero sería pionero e innovador. Determinar con rigor qué es causa y qué es efecto ya sería un avance significativo, porque, aunque lo parezca, no es trivial.

El autor es exfutbolista y profesor de la UPNA