En Francia detienen a un integrante de Segi, que, llamándose Ibai Agirrebarrena, tenía todos los números para, además de ser presunto vasco, le tocara -por ello- el calificativo de presunto etarra, y en menos de 72 horas queda en libertad sin cargos. Sin embargo, en España detienen a unos presuntos miembros legales de un comando, que además de presuntos vascos son también presuntos dementes que se autolesionan como posesos contra las paredes de sus celdas y colaboran amablemente con la Policía contándoles todas sus supuestas felonías. ¡Vamos, que cantan La Traviata a cuatro voces! Como dice el Gran Wyoming: ¡Qué extraño! ¿Por qué será que Amnistía Internacional denuncia más casos de tortura en España que en Francia? Como decía el Hamlet de Shakespeare: ¡Algo huele a podrido en Dinamarca!
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