Me he visto desagradablemente sorprendida con el contenido de la carta firmada por Luis Carlos Lezáun Redín publicada en DIARIO DE NOTICIAS el viernes 25 de febrero.

En primer lugar, no sé qué relación puede tener para el crecimiento de la natalidad el hecho de que salga adelante o no la Ley de custodia compartida.

Dice la carta que no le parece justa la ley según la cual debe incrementar la pensión alimenticia si mejora el estatus económico de quien paga, y que condenar a pagar más en caso de subir de nivel vulnera los derechos de la persona a mejorar su calidad de vida mientras está atado a pagar una pensión de alimentos.

Esta persona desconoce las obligaciones de todo progenitor, incluido el padre divorciado. Dicho progenitor lo seguirá siendo siempre, y su bienestar y situación económica estará ligada a la de los hijos, aunque éstos vivan con la madre.

No me extraña que el firmante de la carta se refiera a que si no sale adelante la Ley de custodia compartida se frena el crecimiento de la natalidad, porque para tener hijos hay que pensar en ellos antes que en uno mismo, y no piensa en ellos quien pretende disfrutar de ese mejor nivel y apropiarse en exclusiva las mejoras económicas alcanzadas, condenando a los hijos a vivir en el nivel anterior a la situación mejorada.

¿Se imaginan una madre divorciada que, ajustándose a sus ingresos y a la pensión alimenticia que le pasa el padre de sus hijos, puede dar a éstos solo filetes de segunda, y que por las circunstancias que sean, trabajar fines de semana, hacer horas extra, o le toca la lotería, tiene mayores ingresos pero sigue dándoles a sus hijos los mismos filetes y ella, en la misma mesa y delante de sus hijos se come un chuletón? ¿A que es impensable? ¿Y por qué sí es pensable si lo hace el padre aunque viva en otro domicilio?