LA libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales y inalienables de todos los miembros de la familia humana. "Considerando, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y la miseria?". Estos preámbulos de la Declaración Universal de los DDHH no hacen justicia a dos terceras partes de la población mundial, y entre ellos a varios miles de personas extranjeras que viven en Navarra
En Navarra hay entre cuatro mil y ocho mil personas sin papeles dependiendo de donde se toman los datos, empadronamiento o tarjeta individual sanitaria (TIS).
Además, según datos del Observatorio Permanente de la Inmigración en Navarra, julio 2011, "hay 13.161, personas extracomunitarias con tarjeta de trabajo y residencia temporal (primera y segunda renovación)," que corren riesgo de caer en la situación de sin papeles por, entre otros condicionantes, no cotizar a la Seguridad Social (SS) en unos casos seis meses y en otros un año. Para conseguir la renovación de su tarjeta de trabajo y residencia, y no caer en la irregularidad documental, es imprescindible dicha cotización mínima. O estar en situación asimilada al alta.
Teniendo en cuenta, por otra parte, los datos del informe encargado por el Gobierno de Navarra y elaborado por la empresa CIES SL sobre la población inmigrante en Navarra el año 2010, la tasa de desempleo en la población migrante era 30% y la tasa de eventualidad del 60,1% (temporal 33,4%; fijo discontinuo, 9,6%; autónomo, 5,5%; sin contrato 11,5%). Además, la población extranjera está trabajando principalmente en sectores como: agricultura, construcción, servicios, hostelería y empleadas en el hogar, ámbitos donde el contrato de trabajo es en su gran parte eventual y estacionario. El escenario es poco alentador, el empleo sumergido y la irregularidad sobrevenida es una situación que sube en tiempos de crisis.
La Declaración Universal de los DDHH promueve el derecho a la libre circulación y a la residencia en el territorio de un Estado de las personas que así lo deseen, pero no se cumple porque fragatas, aviones, muros, alambradas, policías y leyes de extranjería lo impiden. Las mercancías y el dinero sí viajan sin fronteras y hunden en la miseria estados y comunidades, con operaciones financieras o invadiendo con productos subvencionados, empobreciendo a las sociedades donde caen. Cambiar esta situación no es fácil, es una utopía en la cual merece la pena empecinarse, pues sólo el compromiso con valores colectivos universales, como: derecho efectivo a la alimentación, al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda, en pocas palabras, eliminando la desigualdad se ponen las bases para modificar la actual coyuntura.
Javier Urroz
Miembro de Papeles y Derechos Denontzat