Un país de ricos
Elección tras elección los españoles demuestran sentirse ricos. En 2008 -cuando la crisis estaba en sus momentos iniciales- podría parecer disculpable que un 83,8% de los votantes optasen por el PSOE o por el PP, es decir, por opciones moderadoconservadoras. (Ya hemos visto cómo el PSOE sigue fielmente la voz de su amo: los mercados). Ahora, casi cuatro años más tarde, cuando la sociedad del bienestar está en el punto de mira, los españolitos siguen -erre que erre- optando por aquellos partidos que defienden los intereses de los ya poderosos. Es más, ahora, si a los mencionados les añadimos: CIU, PNV, UPyD y Foro Asturias, superan, entre todos, el 90% del Parlamento. Es decir, España mantiene el sistema del pelotazo, del fraude fiscal, de la corrupción, de la discriminación al débil y al diferente, de la ley del más fuerte, de el que venga atrás que arree, etcétera.
Yo -que creo tener una posición acomodada (soy notario)- no siento que esos partidos defiendan los intereses generales y por ello me pregunto asombrado: ¿a quiénes votan los cinco millones de parados, los mileuristas, los pensionistas, los indignados? Y deduzco lo mismo que aquella pintada que decía: Los ricos ganan porque los pobres les votamos. ¡Qué poder tiene la propaganda! Sinceramente, me siento inmerso en una absoluta memocracia. Como dice Sabina, estamos ante el extravío del voto del desvarío.