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Carta a la señora Barcina y a la señora Torres

Me llamo Javier y tengo discapacidad física, psíquica y sensorial. Como no puedo hablar ni escribir, mi madre lo hace por mí. Necesito ayuda para todo, todos los días de mi vida, las 24 horas del día. Como no tengo autonomía propia, necesito siempre de una persona.

Hoy es un día muy importante para mí porque es mi santo y, curiosamente, es el Día de la Discapacidad. Debería ser un día muy feliz para mí y todos los que me rodean pero no lo es en realidad. Yo sé que con esto de la crisis todo se complica y ya no voy a tener la Ayuda para la Permanencia en el Domicilio. Vivo con mi familia, acudo a un Centro de Día y me gustaría seguir haciéndolo.

Bueno, con un poco de suerte igual leen esta carta la señora Barcina y la señora Torres, que todos dicen que son dos señoras muy importantes para nosotros, los discapacitados. Si son tan importantes para nosotros, les ruego que pasen a conocernos, nos encontrarán en nuestro paraíso, llamado Centro Monjardín. Y quiero decirles que a mí y a mis compañeros del centro no nos gustaría que nos llevaran a una residencia porque nuestra calidad de vida cambiaría y además supondría mucho más gasto para el Gobierno de Navarra.

Yo tengo un poco de esperanza de que nos escuchen y recapaciten porque hoy cuando iba en coche a mi pueblo, Jaurrieta, decían los de la radio, que también parecen ser unas personas muy importantes, que no se puede utilizar la crisis para quitarnos nuestros derechos y tampoco para quitarnos el apoyo familiar.

En su mano está el hacerlo, señoras importantes de Navarra. En sus manos queda que sigamos siendo felices.