Me llamo Marta Barrachina, tengo 40 años y padezco la enfermedad de esclerosis múltiple desde hace quince años. Vivo en Tajonar con mis padres y mi tía.

Tras recibir una carta del Departamento de Política Social en la que se me informa que debo decidir entre las dos prestaciones que recibo del Gobierno de Navarra, véase prestación económica para ayuda en el hogar o plaza en el Centro de Día, me quedo desagradablemente sorprendida y muy afectada por esta nueva situación que, por otro lado, resulta incomprensible.

Creo que es necesario que la gente que vive en Navarra se entere, de una vez, cómo vivimos las personas que tenemos una enfermedad degenerativa para toda la vida. Si yo necesito una persona para que me levante por las mañanas, me asee, me dé de desayunar y me tenga preparada para cuando venga la furgoneta para ir al Centro de Día, mi pregunta es: ¿tengo que hipotecar la vida de mis padres y de mi tía realizando estas tareas que explico? Por consiguiente, recurro a una persona a la que pago para no sobrecargar a mi familia.

Según deduzco, el Gobierno de Navarra ahora cambia de opinión y entiende que debo hacerlo sin ninguna ayuda económica por su parte, es decir, me eliminan los 390 euros que me habían asignado por tener dependencia severa, nivel 2 y un grado de minusvalía del 83%. En caso contrario, ¿debo dejar el Centro de Día donde pago 136 euros aparte de la subvención que aporta el Gobierno de Navarra y quedarme en casa sentada en la silla como un mueble, esperando?

El Centro de Día lo necesito, porque es donde hago todo tipo de ejercicios físicos y me dan todas las terapias para mantenerme en las mejores condiciones posibles que me resultan muy necesarias para continuar mi vida lo mejor posible.

Creo que en estos malos momentos, la sociedad y, por supuesto, los gobiernos, deben proteger a los más débiles, que es lo que yo les pido a ustedes. No podemos hacer manifestaciones en la calle, pero ¡no nos traten como ciudadanos de segunda!