Ingredientes para una noche especial
¡Ingredientes para una noche especial!, leo en un folleto publicitario que sobresale de entre otros muchos en mi buzón. Podríamos pensar que los ingredientes que hacen especial la noche son ricas viandas preparadas, eso sí, con mucho amor, después de una ardua búsqueda y comparación de precios por los supermercados; los regalos que intercambiamos con nuestros seres queridos intentando desesperadamente acertar; la decoración que hay que desempolvar cada año para que de repente aparezca la Navidad...
O podríamos pensar que conseguir el juguete elegido por nuestros adorables a rabiar hijos/as, nietos/as, sobrinos/as... es otro ingrediente que no debe faltar en la fiesta.
Incluso podríamos pensar que reunir a todos/as, incluidas nueras y yernos en un mismo convite es ya de por sí un logro digno de celebrar.
Yo este año he decidido no pensar tanto y, resistiendo al empuje de la ola navideña, armarme de valor y no hacer nada que sienta como un compromiso. Sencillo y a la vez dificilísimo, ¿no?
Sí. Ya sé que año tras año yo misma he participado y contagiado con la ilusión consumista a mis propios hijos/as. También sé que hay quien no tiene medios económicos para festejar estos días por todo lo alto y, por tanto, no tiene posibilidad de elección. No sé cómo se reactiva la economía, pero mi intuición me dice que comprar compulsivamente no es la solución a nuestros problemas.
Así que quiero pensar, mejor dicho sentir, que mis hijos/as saben bien lo que quieren aunque la publicidad los confunda: mejos objetos y más afectos. Que mis seres queridos saben que son queridos siempre, elija lo que elija hacer en las vacaciones de Navidad. Por eso quiero ofrecerles algo diferente en estos días.
Compraré comida, porque algo hay que comer, aunque no sea lo más tradicional y caro, decoraré mi casa (si me quedo); habrá ocasión para reuniones familiares y regalos, pero también habrá tiempo y disposición para jugar, hablar y compartir y, desde luego, los ingredientes principales serán la naturalidad y el buen humor. Espero que el decorado de la obra no impida que los actores den de sí lo mejor.
¡Feliz Navidad!