Hace algunos dias leí en una revista así como vi una entrevista en una televisión que le hacían a una ONG. Reconozco que en este momento no me acuerdo de su nombre, lo que sí quiero poner de manifiesto es que sabían bien de lo que hablaban y denunciaban. En concreto, se referían a extensas tierras cultivables de África de las cuales dependía la alimentación y el propio comercio de ellas, es decir, podían sobrevivir con dichos cultivos los propios africanos.
La denuncia que hacían es que varias multinacionales estaban expropiando dichas tierras para cultivar una planta, que no me acuerdo de su nombre, pero que en definitiva era para convertirlas en energía bio diesel. Y no contentos con esto, lo más grave del asunto es que los africanos les compran a estos esquilmadores los productos de primera necesidad a precios desorbitados. No solo no les compensan dicha esquilmación sino que encima les están abocando a una pobreza extrema.
Ya he comentado en otros artículos sobre África el expolio de sus riquezas, como el oro, diamantes, metales extratégicos como el coltán y otros más, que ahora se han atrevido a arrasar con lo más sagrado del ser humano, vivir del trabajo de la tierra, comer de sus frutos. Y todo el mundo mirando para otro lado.
Es verdad que todos estamos sufriendo una gran crisis en este llamado primer mundo, como siempre unos más que otros por supuesto, y puede ser uno de los motivos de que no nos movilicemos ante estas injusticias flagrantes. Pero sería muy conveniente que no debería pasar un solo dia en los medios de comunicación sin que saliesen estas noticias, algo no caería en saco roto, y es saludable que nos inquieten y remuevan nuestras conciencias.
Soy muy consciente de que a esta injusticia concreta se le puedan añadir otras más cercanas: expropiación de pisos, familias enteras con sus hijos a la calle, desempleo... Todos sabemos cuál sería la solución, cambiar drásticamente este sistema capitalista especulativo, defraudador, de paraísos fiscales, los grandes emporios económicos que lo dominan todo en este mundo de norte a sur. Ya sé que es repetir una y otra vez lo mismo. Pero no me resigno a quedar inmunizada y quieta.
¡Pobre África!