A un hombre de unos 73 años le está entrevistando un periodista en un jardín. El hombre entrevistado se expresa del siguiente modo:

-Soy hijo de exiliados. A mi padre, pobrecito, no sabíamos ni dónde enterrarlo. Mi madre estuvo muchos años en silla de ruedas. Hace unos meses me quitaron el 30% de un pulmón. Mi mujer es inmigrante. Tengo tres hijos con ella. De los tres solo trabaja una, la del medio,... pero no cobra nada. Todos, incluidos los nietos, viven de mi asignación. La mayor se acaba de divorciar. Mi yerno se daba a las drogas y al alcohol y la ha dejado con dos niños. El pequeño de mis hijos aún no se ha ido de casa y además se ha casado con una divorciada y la ha traído a vivir con nosotros. Esa señora antes trabajaba, tenía muy buen puesto, pero desde que vino a mi casa ya no hace nada. Ahora tienen dos niñas que también viven bajo nuestro techo. Y para colmo este año, con lo de la crisis, casi no nos hemos podido ir de vacaciones y si me apuras... ni he podido celebrar que España ha ganado el Mundial. Ahora, para mayor escarnio o más inri, el marido de la mediana anda en líos con la justicia. Al enterarme de esto último, me desmayé y casi pierdo un ojo al darme con una puerta...

El periodista pone cara de asombro y comenta:

-Majestad, no creo que su situación sea tan mala.

Firma elegible o ilegible.